La plaza de Asdrúbal
El espacio que antiguamente ocupaba el coso gaditano hoy es una bonita plaza con restos de un acueducto romano que contrasta con las farolas de diseño del pasillo central. Es un lugar tranquilo que muchos indigentes eligen para descansar sin dar problemas a los vecinos.
Aunque hace muchos años que se derribó el coso gaditano, para los mayores, la plaza de Asdrúbal sigue siendo la Plaza de Toros. Un espacio rodeado principalmente de bloques de viviendas y abierto al Océano Atlántico. También está rodeado de coches aparcados porque todo el perímetro es zona azul.
Es una plaza grande con bastantes zonas ajardinadas y muchos árboles que dan sombra al pequeño parque infantil que hay en uno de sus extremos –quizás demasiado pequeño para lo grande que es la plaza– y a muchos de los bancos, lo que permite que aun en verano pueda verse a personas sentadas en ellos al mediodía. De hecho, desde hace dos semanas, hay dos rumanos que han elegido Asdrúbal para comer, lavarse ellos y sus ropas en el grifo y pasar parte de la tarde. Se sientan en un banco a la sombra y en frente, al sol, tienden en otro banco la ropa que acaban de lavar. “Esta es una plaza muy tranquila, por eso venimos aquí. Es un lugar extraordinario, limpio, no nos molesta nadie ni nosotros molestamos a nadie. Tenemos el Lidl cerca, allí compramos algo para comer y beber, y luego nos venimos aquí”, explica uno de ellos en un perfecto español. Estos extranjeros han venido a Cádiz a buscar trabajo y viven en la calle. Dicen que si no encuentran nada, se irán a otra ciudad.
Mientras ellos hablan, se les acerca un indigente con un carrito de la compra para pedirles fuego. Luego, se va a la fuente para llenar de agua una botella de cinco litros que saca de su carrito.
Según cuentan los empleados de la Cafetería Asdrúbal, en esta plaza se ven muchos vagabundos. “Suelen lavarse en el grifo y algunos de ellos incluso duermen en los bancos, pero no dan problemas”.
Francisco, uno de los clientes y vecino de la zona, apunta que “aquí hay un ambiente de categoría”.
Este espacio se creó hace poco más de diez años, cuando se construyó el edificio de la Junta de Andalucía que está en uno de sus laterales. Antes, era un solar que quedó vacío y abandonado tras el derribo de la Plaza de Toros, y con los restos de un acueducto romano que le quitaban la vista a la cafetería. Hoy, ese acueducto se encuentra en el lado opuesto.
La presencia del edificio de la Junta, de un centro médico y la proximidad de la Jefatura Provincial de Tráfico hace que por las mañanas la plaza esté muy transitada y a los dos únicos locales hosteleros no le falte la clientela. Uno de ellos es Bar–Copas En Rafa y el otro, la mencionada Cafetería Asdrúbal, ambos con terrazas situadas alrededor del pequeño parque infantil. Esto también hace que los padres se sienten a tomar algo mientras que sus hijos juegan un rato.
A medida que avanza la tarde, los bancos se van llenando de personas mayores que se sientan a tomar el fresco. Y los niños ocupan la plaza con sus juegos. El ambiente es más familiar. En invierno, a partir de las cinco comienzan a llegar los pequeños. Ahora, en verano, la calor hace que no bajen a jugar hasta pasadas las siete.
En la esquina que da al mar, se coloca estratégicamente un kiosco en la temporada estival. La joven que lo regenta reconoce que es muy buen sitio. “Aquí hay buen ambiente porque la zona es muy buena. Y es un buen sitio de venta, aunque depende del tiempo. Los días que hace calor se vende más porque está al lado de la playa. Vendo muchos refrescos, agua, helados. Y por las tardes, chucherías a los niños”, comenta.
Para el tránsito que tiene, Asdrúbal está muy limpia y cuidada. Manuel Trujillo, empleado de la Cafetería Asdrúbal, afirma que él ve como casi todos los días la limpian por las mañanas y, “de vez en cuando, recortan los jardines”.
Lo que sí se ven son algunos excrementos de perros. Por esta zona suelen pasear muchos canes y “algunos dueños recogen las cacas pero otros no, dicen que es abono”, señalan en el kiosco.
Ana está paseando el perro de su hermana. Ella es de las que recoge los excrementos y viene preparada con su bolsita, por si acaso. “Esta es la mejor plaza que hay, la más fresquita”, opina. Ana va todos los días y se encuentra con otras señoras que también pasean a sus perros “y nos distraemos un poquito”.
Una pega que le ponen a esta plaza en la cafetería es la poca iluminación. “Cuando cerramos nosotros, se queda a oscuras porque hay muchas bombillas fundidas”.
Manuel recuerda con Francisco “cuando el acueducto estaba delante de la cafetería, donde ahora está la terraza. Al arreglar la plaza lo trasladaron y lo pusieron más bajo, con eso hemos ganado mucho”. Y comentan que “esta plaza antes no valía nada y ahora vale mucho. Los pisos antes costaban diez millones de pesetas y ahora por lo menos 80. Con el arreglo de la plaza ha mejorado la zona y subido el nivel”.
También rememoran cuando estaba vacío el solar que hoy ocupa el edificio de La Junta. “Le llamábamos Las Piedras y los niños jugaban ahí al fútbol”.
Los restos arqueológicos del acueducto romano contrastan con las farolas de diseño del pasillo central de la plaza, que cuenta con una gran pérgola como otro de sus elementos característicos. En uno de los jardines hay un busto de Blas Infante junto a un mapa de nuestra comunidad autónoma con el lema “Andalucía por sí, para España y la humanidad”.
En los próximos años, la plaza de Asdrúbal verá aumentado el tráfico de vehículos ya que se convertirá en el lugar en el que la nueva avenida transversal que llega desde el segundo puente se unirá con el paseo marítimo.
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