No está en ruina, pero casi
Los arquitectos de la Asociación Amigos del Monasterio de Santa María elaboran un amplio estudio sobre el estado del convento, evidenciando la necesidad de actuar urgentemente en el mismo para salvarlo
La intervención de un grupo de ciudadanos y, se espera, la intervención del Ayuntamiento de Cádiz en la recuperación del convento de Santa María llega en un momento trascendental para el que es uno de los edificios más antiguos de la ciudad y, por ello, con un evidente valor histórico. La propia degradación que produce el paso del tiempo y el nulo mantenimiento que ha tenido el monasterio en los últimos años, tras la salida del mismo de forma provisional de la congregación religiosa, ha situado a todo el conjunto en una situación de alto riesgo, rozando una ruina irreversible, según se desprende de los estudios realizados por los arquitectos que forman parte de la Asociación Amigos del Monasterio de Santa María, que se ha convertido en la primera organización ciudadana que, de una forma decidida y continuada, plantea soluciones a la degradación de una parte del patrimonio urbano.
A la espera de que se defina la participación del Ayuntamiento en la recuperación del convento, ya decidida por la alcaldesa, Teófila Martínez, se ha elaborado un informe sobre el estado del inmueble y las más urgentes necesidades que tiene.
"No se puede considerar como ruina, pero la edificación presenta importantes daños que requieren actuaciones urgentes y concretas", afirman a este diario los arquitectos Fernando Ríos y Alfonso Montes.
Según la revisión realizada, se constata que hay forjados del edificio "que están al borde del colapso, otros están apuntalados y hay lienzos de fachada interior que se han caído".
"La vegetación se ha adueñado del claustro, del patio del olivo y patios menores", resaltan los arquitectos que alertan también sobre los desprendimientos de materiales que se han producido en los últimos años de abandono del edificio, especialmente cornisas, solerías y tablazones.
Igualmente se destaca el "muy mal estado" en varios tramos de la cubierta, con diversas patologías aunque el tratamiento contra las filtraciones realizado en su día ha evitado males mayores.
Junto a ello, los arquitectos consideran que las zonas más deterioradas de todo el monasterio son:
Las cubiertas del lavadero y el acceso a las azoteas del conjunto; el claustro, con los daños que sufre por la invasión de la vegetación y los excrementos de aves; la existencia de forjados que requieren un urgente apuntalamiento, especialmente la planta alta de la casa del capellán, el refectorio y determinadas zonas de las celdas.
Destacan Fernando Ríos y Alfonso Montes que "en general, la mayor parte de las patologías están producidas por el agua de lluvia, la deficiente protección de las carpinterías y el nulo mantenimiento del conjunto desde que las monjas abandonaron su monasterio".
Como medidas de urgencia, ya ejecutadas, hace unas semanas se colocó una malla protectora en el chapitel del campanario para evitar daños por el desprendimiento de azulejos, a la vez que se están buscando puntales para evitar derrumbes en diversas dependencias.
Con el análisis estructural de todo este equipamiento sobre la mesa, el equipo técnico formado por los voluntarios de la Asociación Amigos del Monasterio están inmersos en el proyecto de estabilización y consolidación del edificio. "En paralelo, se está estudiando el programa de necesidades de la comunidad, para intervenir parcialmente sobre una zona del edificio que permita el rápido realojo de las monjas en su convento", ya que éstas se encuentran de forma provisional en el convento de la calle Feduchy.
La intención es completar la elaboración de este proyecto en el plazo más breve posible, aunque por la importancia del mismo se asume que aún se necesitan varios meses de trabajo.
En todo caso, junto a la consolidación de todo el conjunto, la congregación ha pedido a los arquitectos voluntarios que se elabore un anteproyecto "para poder poner en uso un pequeño monasterio temporal, que permita el regreso de las monjas a su caso. Se están estudiando áreas de intervención y se cuenta con los servicios técnicos municipales para dar la solución más adecuada", indican los arquitectos. Como ya se anunció, este convento 'provisional' se ubicaría en la antigua Casa del Capellán, para posteriormente convertirse en una hospedería que tendría dos funciones muy claras: por una parte ayudar al mantenimiento del propio convento y, por otra, animar la vida económica del propio barrio de Santa María. Además, el retorno lo más ágil posible de la congregación a su convento ayudará al mantenimiento del mismo a la vez que animará a darle continuidad a las obras que se han iniciado en el mismo.
Una vez completada la operación, para la que no se aporta una fecha concreta debido a que es complicada de ejecutar y, sobre todo, muy costosa, se pretende también abrir unas dependencias como un pequeño museo así como permitir las visitas a determinadas áreas, siempre manteniendo la propiedad del inmueble por parte de la congregación.
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