Soy grande y me llamo Zarzuela

bicentenario Gala de la Zarzuela del Sorteo del Niño

José Luis Sola y la ROSS interpretando una de las piezas.
José Luis Sola y la ROSS interpretando una de las piezas.
Jesús Sánchez-Ferragut

08 de enero 2012 - 01:00

Real Orquesta sinfónica de Sevilla. Director: Miguel Roa. Soprano: Ruth Rosique. Tenor: José Luis Sola. Programa: Obras de F. Chueca, P. Sorozábal, A. Vives, M. Torroba, R. Chapi, J. Guerrero, J. Serrano, P. Luna, G. Jiménez y M. Penella. Lugar: Gran Teatro Falla. Asistencia: Tres cuartos de aforo.

Sus Majestades los Reyes de Oriente, con la colaboración del Consorcio para la conmemoración del II Centenario de la Constitución de 1812, nos trajeron un verdadero regalo de reyes, hecho cien por cien en España. Nada de aparatitos electrónicos o inútiles caprichos made in China. Todo lo contrario: Un impresionante concierto, que como la letra de la canción española de El niño judío de Pablo Luna, llegó al Falla diciendo: De España vengo, soy española… y me llamo Zarzuela.

A priori, el programa de mano nos anunciaba un concierto cuajado de canciones, temas, marchas, preludios y dúos archiconocidos de todos los públicos. Sin embargo, el repertorio, no por tradicional y repetido dejó de ser espectacular, sobre todo por la rotundidad y excelente interpretación, tanto de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla como de los dos cantantes, Ruth Rosique y José Luis Sola.

El maestro Miguel Roa, una de las más expertas batutas españolas en Zarzuela, fue el responsable de conducir a la ROSS en este concierto homenaje al primer sorteo de la Lotería Nacional, que tuvo su origen en Cádiz en marzo de 1811. Una agradabilísima experiencia constituyó la interpretación que nos ofreció la sinfónica sevillana, que supo sacar todo el esplendor del escogido repertorio de nuestro género musical. Excelentes la percusión, los metales, y dentro del viento-madera, las flautas y flautín.

La soprano sanluqueña Ruth Rosique y el tenor navarro José Luis Sola, hacen una pareja artística equilibrada. Ambos son dominadores del género español, y su cotización musical va en alza.

El día de reyes vimos a una Ruth guapa, elegante y segura, moviéndose con soltura entre el lirismo puro y el lirismo-dramático, y cómplice de la orquesta en la lucha contra la ya consabida sequedad de las tablas del Gran Teatro Falla. Su actuación fue a más conforme avanzaba el concierto, brillando en la segunda parte, y acabando con dos enormes y excelentes propinas: la canción de La tarántula de La tempranica de G. Giménez, y el dúo caballero del alto plumero de Luisa Fernanda de M. Torroba. Brava Ruth.

José Luis Sola también tuvo una excelente noche de zarzuela en este importante concierto conmemorativo. Desde la decisión y buenos modos (algunos de su propia cosecha) con que encaró el primer tema de la noche "No puede ser…" de La tabernera del puerto de Sorozábal, un clásico no solo de los recitales de zarzuela, sino de los recitales líricos de los grandes (de Kraus a Domingo), al difícil, por tópico y conocido Fiel espada triunfadora del Huésped del sevillano, pasando por una excelente interpretación de la Jota de J. Serrano. Sola posee una voz clara, potente, con un timbre de tenor lírico que incluso le permite encarar algunos temas con la transparencia de un auténtico belcantista. Bravo.

Incomprensiblemente, aunque eso sí, decididamente fomentado por la ausencia de calefacción en el Falla (ya va siendo hora de que instalen un sistema de acondicionamiento de aire, pues en Cádiz también hace frío y calor, como en todas partes), el público se mostró inusualmente frío durante la primera parte del concierto (por cierto, que el regidor del teatro podría haber contribuido a la calidez poniendo algún foco o recorte para poder ver con mayor nitidez la cara de los cantantes). La cosa se fue remediando en la segunda parte y al final se aplaudió con ganas a la hora de los bises.

Una gelidez inicial del público que no se correspondió en absoluto con el precioso y fenomenal espectáculo ofrecido por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y estos dos excelentes cantantes, Rosique y Sola, que dieron un concierto verdaderamente para crear afición. Un buen comienzo de año y un auténtico regalo de reyes.

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