El casco antiguo se aleja de los 40.000 residentes
El parón en las obras de rehabilitación no ayuda a la recuperación de polación en la zona

En 1986 el casco antiguo de Cádiz contaba con 56.734 habitantes; una década más tarde se perdía el índice cincuenta mil y otra más, ya en 2006, intramuros tenía menos de 40.000 residentes. Hoy, los siete distritos en los que está dividido este reducido espacio difícilmente volverán a recuperar pasados datos de población, asentándose cada vez más en los treinta mil vecinos pues actualmente cuenta con poco más de 37.000, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística.
De esta forma, el casco histórico ha perdido cerca de veinte mil habitantes en un cuarto de siglo. La cifra parece, en un primer momento, alarmante para garantizar la propia supervivencia de estos barrios. Sin embargo, no hay que olvidar que intramuros ha sufrido históricamente una saturación de habitantes que, en su día, provocó la infravivienda. Así, a pesar de la reducción en el número de habitantes, sus 37.000 vecinos siguen sobrepasando los propios límites del casco. En todo caso, esta circunstancia ha evitado la decadencia de los barrios históricos, como ha pasado en otras capitales donde la huida de la población hacía las zonas modernas ha provocado la muerte de los centros urbanos.
Si en el conjunto de la ciudad la pérdida de habitantes ha ido unida a un envejecimiento de la población, el casco antiguo mantiene por el momento un cierto dinamismo con un porcentaje inferior de mayores a la media de Cádiz. Ello se ha debido a los planes de rehabilitación que desde mediados de la década de los noventa están realizando tanto el Ayuntamiento de Cádiz como la Junta de Andalucía.
Esta operación, que ya ha supuesto una inversión de unos 200 millones de euros, ha permitido eliminar la casi totalidad de la infravivienda de la ciudad. Ya apenas hay pisos donde vivan varias familias mientras que se han eliminado viviendas de escasas dimensiones para habilitar residencias amplias con buena iluminación natural y amplios espacios abiertos. Todo ello ha permitido sustituir un parque de viviendas obsoleto e insano por otro más propio del siglo XXI. Serán menos vecinos, pero viven mejor.
Además, han retornado parejas jóvenes gracias a las promociones específicas que se han levantado por parte de las administraciones públicas.
En todo caso, aún quedan demasiadas fincas, algo más de un centenar, vacías. Su rehabilitación y puesta en el mercado ayudaría, sin duda, a recuperar algo de la población del casco antiguo. No obstanto, la ralentización en este proceso puede afectar a la renovación de la población.
En cuando a extramuros, en sus tres grandes distritos viven algo más de 85.000 personas lo que suponen 14.000 menos que hace un cuarto de siglo. La Paz sigue siendo el barrio más densamente poblado y que, además, ha experimentado un mayor envejecimiento en estos últimos años, mientras que el frente del Paseo Marítimo sigue contando con un mayor número de pisos de temporada, que sólo se ocupan en verano o se alquilan durante el resto del año.
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