El buen tiempo se une a la fiesta

La procesión empleó tres horas en realizar todo el itinerario, que había sido cubierto con tomillo y romero Las hermandades instalaron nueve altares a lo largo del recorrido

El buen tiempo se une a la fiesta
El buen tiempo se une a la fiesta
Emilio López Cádiz

03 de junio 2013 - 06:40

A la una y media de la tarde, desde el altar mayor de la Catedral, el obispo de la diócesis Rafael Zornoza impartía la bendición con el Santísimo y ponía el punto final a la procesión del Corpus, que tres horas antes había salido también del primer templo de la capital, epicentro de la solemnidad del día.

La jornada festiva, que ya se comenzó a vivir la víspera con las presencia en las calles que iba recorrer el cortejo de numerosas personas para contemplar lo altares y exornos instalados con motivo de la procesión eucarística, se inició con un pontifical que el prelado concelebró con los miembros del Cabildo Catedral y numerosos sacerdotes, en la que cantó la capilla de música de la Catedral, el conjunto vocal Virelay.

El día había amanecido soleado, con una agradable temperatura que fue en aumento conforme avanzó la mañana y con las calles del itinerario procesional cubiertas de tomillo y romero.

A las puertas de la Catedral, el deán del Cabildo, Guillermo Domínguez, recibió a la Corporación Municipal, que encabezaba la alcaldesa Teófila Martínez, y que llegó bajo mazas desde el Ayuntamiento, portando el pendón de la ciudad la concejal más joven, Carmen Sánchez. No acudió ningún edil de los partidos de la oposición.

Luego, desde la sacristía baja, salieron en procesión los celebrantes, a los que los miembros del Cabildo esperaban a la derecha del altar mayor, situándose a ambos lados del obispo el vicario general, José Luis Caburrasi, y el ecónomo del Obispado, Antonio Diufain.

Manuel Cerezo, caballero de San Gregorio Magno, y Pedro Reynoso, hermano mayor de la cofradía de Jesús Caído, leyeron las dos lecturas que precedieron al Evangelio, a cargo del diácono, Manuel López.

Tras la liturgia de la palabra el obispo pronunció la homilía y se inició la liturgia eucarística, aludiéndose en la peticiones al canónigo Marcelino Martín Rodríguez, fallecido el pasado viernes,

A las diez y media de la mañana se ponía en marcha el cortejo, que abrían niños y niñas de primera comunión, que previamente habían asistido a una misa en la iglesia de Santiago, a los que seguían representaciones de asociaciones religiosas y de las hermandades de gloria y penitencia de acuerdo con el orden establecido al respecto.

El simpecado de la archicofradía del Rosario precedía al paso con la imagen de la Patrona, adornado por Miguel Ángel Franco con flores blanca, cuya cuadrilla de cargadores dirigía Juan Pidre, con el acompañamiento musical de la banda portuense Maestro Dueñas, que salía a la plaza de la Catedral a las once de la mañana

Luego el cortejo proseguía con representaciones de archicofradías y hermandades, portando sus integrantes, al igual que los anteriores, cirios blancos y rojos en el caso de las sacramentales.

A continuación se situaban el director espiritual del Consejo de hermandades, Aquiles López; el presidente del mismo, Martín José García, y miembros de su junta permanente, a los que seguían voluntarios de Cáritas y el grupo de seises de la Catedral, que dirige Juan Antonio Verdía.

Francisco Arenas, hermano mayor de la hermandad de los Santos Patronos, y los caballeros de la Orden de San Gregorio Magno Antonio Llaves y Manuel Cerezo, precedían a los miembros del Seminario y del clero de la ciudad, así como al cuerpo de acólitos que iban delante de la custodia con el Santísimo cuyo carro, adornado con flores blancas y dirigido por José Julios Reyeros, iba escoltado por marineros e infantes de Marina, y que a las once y media enfilaba la rampa colocada ante la puerta principal de la Catedral para sumarse al cortejo.

El Cabildo, el obispo y un palio de respeto seguían al Santísimo y tras ellos la Corporación Municipal bajo mazas, y otras autoridades civiles y militares, encabezadas por el subdelegado del Gobierno, Javier de Torres; el almirante de Acción Marítima, Manuel Pedro Ferreiro; el subdelegado de Defensa, capitán de navío Vicente Pablo Ortells, y el coronel de la Comandancia de la Guardia Civil, Antonio Tocón.

Finalmente se situaban los Caballeros Hospitalarios y cerraba el cortejo la banda de música de la Soledad de Cantillana (Sevilla).

La procesión, que discurrió en esta ocasión también por la calle Cardenal Zapata y la plaza de San Agustín, y fue presenciado por numerosas personas a lo largo de todo el recorrido, regresaba a la Catedral pasadas las doce del mediodía y concretamente a la una de la tarde llegaba el paso con la imagen de la Patrona, cuyo capataz cedió el martillo desde la calle Pelota a Manuel Cortes, hasta la pasada Semana Santa al frente del palio de la Soledad de Vera-Cruz.

Un cuarto de hora más tarde entraba en el primer templo la custodia, mientras que repicaban las campanas, al igual que las del Ayuntamiento cuando pasó por la plaza de San Juan de Dios.

Posteriormente regresaron a la iglesia de Santo Domingo la Virgen del Rosario, con la banda Maestro Dueñas, y la Sagrada Cena, con el acompañamiento de la agrupación llega el nombre de la hermandad del Domingo de Ramos. También volvieron la imagen de la Virgen de la Merced desde la plaza de San Juan de Dios a la parroquia del barrio de Santa María y la de San José, de la cofradía de Afligidos, desde la calle Nueva a la parroquia de San Lorenzo.

Por la tarde ýa se procedía al desmontajes de los nueve altares instalados en el itinerario.

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