Aquellos exornos de Carnaval

Más allá del alumbrado que adorna calles y plazas con motivo de las fiestas, habría que recuperar las grandes figuras que hasta hace no mucho se convertían en imagen del Carnaval La estética del evento es importante

Aquellos exornos de Carnaval
Aquellos exornos de Carnaval
José A. Hidalgo

02 de marzo 2014 - 01:00

Queda dicho que el Carnaval no es solo el concurso de agrupaciones que se celebra en el Teatro Falla, aunque para algunos así parezca. La esencia del Carnaval es la calle. Mientras en otros sitios gustan de meterse en una caseta para divertirse, aquí llevamos unos cuantos siglos saliendo a la vía pública a cantar, a ser posible disfrazado. Y si el escenario es la calle, lo mejor es que ésta esté exornada de forma adecuada.

El pasado jueves se procedió a encender el alumbrado extraordinario que con motivo de la fiesta ilumina media ciudad. Lo de extraordinario, la verdad, es un decir porque desde hace tiempo parece se ha dejado a un lado el mimo que antes se daba a la imagen externa del Carnaval.

Todas las imágenes que aparecen en esta página son ya historia, pero demuestra que la calidad no debe ir reñida con el Carnaval y que si se quiere, se puede conseguir. El ejemplo más claro, y espectacular es el conjunto de figuras mitológicas que comenzaron a instalarse en la muralla de la Puerta de Tierra. Las inmensas figuras de Hércules, fundador de la ciudad, acompañado de Baco y Neptuno llegaron a ser portada de la prensa más allá de Cortadura.

Era una idea genial que de haberse mantenido y ampliado nos permitiría tener ahora un catálogo de figuras que llenasen todo el frente de la muralla. Fue una idea del gobierno socialista de Carlos Díaz. Cuando el PP llegó al poder no se repusieron, con la excusa de que las figuras se habían estropeado en las naves municipales donde se guardaban.

Claro que si no apetecía utilizar lo diseñado por la izquierda, bien se podría haber copiado ideas de gobiernos anteriores. Como la inmensa figura de El Sopa, que se convirtió en una peculiar puerta a la plaza de San Juan de Dios cuando ésta era uno de los epicentros de las Fiestas Típicas, ese experimento primaverales del Carnaval prohibido por el franquismo.

Y si no vale tampoco, podemos retroceder unas décadas más, a los primeros años del siglo pasado, cuando el artista gaditano Antonio Accame se encargaba de los brillantes exornos que el Ayuntamiento de la época ponía en la plaza de San Antonio. Esta misma plaza, en tiempos de Carlos Díaz, comenzó a cubrirse con una serie de columnas, que rodeaban un recinto utilizado para los espectáculos abiertos del Carnaval. Hoy, sin embargo, apenas si se exorna con unas bombillas y un inmenso escenario.

Se justifica el precario exorno de la muralla por la apertura de su paseo superior al público, pero siempre hay alternativas. Lo que no parece que sean alternativas son las dos precarias figuras del Dios Momo y la Bruja Piti instalados este año en San Juan de Dios. Allí, solas.

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