No a las levantás al cielo
Recomiendan levantar los pasos "a pulso" y andar con "mecidas suaves" para conservar las imágenes
Las mayordomías y priostías de las hermandades disponen de un amplio manual de cómo actuar para la conservación de las imágenes titulares. Junto a las normas a seguir para las actuaciones en materia patrimonial, el Obispado ha hecho públicas también una serie de recomendaciones, entre las que incluye medidas tan curiosas como evitar las "levantadas al cielo" y las "mecidas bruscas", sustituir las velas "por iluminación eléctrica", "no exponer la imagen en besamanos o besapiés" o "evitar las procesiones innecesarias".
Las recomendaciones hacen referencia a todo tipo de situaciones o de ambientes que pueden afectar a las imágenes de una u otra forma. Desde el edificio que ocupa hasta la iluminación que recibe o sus cultos y salidas procesionales. En cada caso, se advierten de las situaciones de riesgo a las que se expone la imagen así como las recomendaciones que plantea el Obispado. Todo ello -aclara el delegado, David Gutiérrez- en base a las orientaciones publicadas en el libro Artes y artesanías de la Semana Santa andaluza, de María José González y Raniero Baglioni.
Sobre el edificio, se recomienda una revisión periódica y la limpieza exterior e interior. Con respecto al Medio Ambiente se aconseja "evitar los cambios bruscos de temperatura", secar bien el suelo, limpiar las imágenes con plumero o evitar los sistemas de calefacción o aire acondicionado. De la iluminación dice Patrimonio que "daña la conservación" por lo que plantea que no le dé luz directa a la imagen y que se evite también la proximidad de luz artificial.
Los agentes biológicos son otra de las principales preocupaciones para la conservación de las imágenes. Ante la posible aparición de hongos e insectos, se recomienda "equipar puertas y ventanas con mosquiteras, eliminar vegetación, evitar la colocación de plantas en el interior, evitar la acumulación de polvo" o "controlar las imágenes periódicamente".
Al culto de esas imágenes dedica el Obispado las recomendaciones más llamativas, tanto en el caso de los cultos internos como en las salidas procesionales. En el primer caso, destaca la presencia de velas (por el humo y la elevación de temperatura) así como la proximidad de humedades como principales situaciones de riesgo; ante las que plantea "alejar velas o sustituirlas por iluminación eléctrica" o reducir la cantidad de cera.
Y en el caso de las procesiones, muestra su preocupación por el contacto físico con la imagen, por los traslados inadeucados "sin medios técnicos y con pésimas manipulaciones" y por "las mecidas bruscas y levantadas al cielo". Para evitar esto, se propone entre otras medidas desplazar las imágenes sobre un carro con ruedas, conocer sus características, estudiar el recorrido, verificar los sistemas de anclaje, no utilizar focos de calor para eliminar restos de cera, "no exponer la imagen en besamanos o besapies" y "realizar levantás a pulso y mecidas suaves".
También refleja este documento el acto de vestir y desvestir la imagen, para lo que propone elegir siempre a las mismas personas, adecuar las vestiduras a la morfología de la imagen, utilizar elementos de sujeción menos agresivos que los alfileres (o en su defecto utilizar almohadillas o corpiños de cuero que protejan la talla) o "utilizar buenos polleros".
Curiosamente, otro apartado lo dedican a las "modas cofradieras", con cuyo título hacen referencia a la alteración del estado primitivo de una imagen, algo que rechazan de plano.
Y por último, el Obispado refiere a los problemas de seguridad tanto en el templo como en posibles salidas de las imágenes para restauraciones o exposiciones. En estos casos, se recomienda realizar un inventario, verificar las cerraduras, colocar alarmas y sistemas contraincendios, revisar el sistema eléctrico, prever un plan de evacuación, "no tocar la imagen en caso de incendio o inundación" y contratar seguros en la modalidad 'clavo a clavo'.
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