"Parad el Carnaval, que me bajo"
LUIS RIPOLL LÁZARO. AUTOR CARNAVALESCO
La retirada del veterano coplero lleva consigo una amarga crítica a la fiesta en la actualidad, a su juicio demasiado pendiente de "Don Dinero"
Atribuyen a Groucho Marx la siguiente frase: "Parad el mundo que me bajo". Luis Ripoll la readapta para decir "Parad el Carnaval, que yo me bajo". Así de rotundo se muestra el veterano coplero exponiendo sus razones para dejar para siempre el Concurso del Falla, en el que ha estado participando desde 1971. Anunció su retirada en su página de Facebook y coleccionó una ristra de piropos. Nadie quería pulsar el 'me gusta'. "No me esperaba tantas muestras de cariño", reconoce el autor de 'Los golfos' (1978). Asegura que le costó mucho dar el paso, pero una vez que explicó su adiós en la red social y pinchó con el ratón en 'publicar' se quedó "la mar de tranquilo".
Ripoll es sincero. "Prefiero que se queden mis coplas en el recuerdo a arrastrar el culo por los escenarios. No estoy ya para esa liga de intentar pasar a cuartos de final. Me veo impotente para solucionarlo, y por eso me voy", destaca. Pero existen otras razones. Su texto en Facebook dice que "los tiempos han cambiado y mi Carnaval ya pasó". Su Carnaval era "escribir con el alma limpia y a grupos respetuosos con el autor y su filosofía". Ahora, según sus vivencias, "a pesar de que siempre bregué con los jóvenes, me cuesta conseguir un grupo. Como no se le asegure un premio o la posibilidad de subirse a un autobús para cantar fuera de Cádiz, ya te puedes llamar Ripoll o cómo sea". Se muestra muy crítico con los tiempos que vive la fiesta y lamenta su excesiva mercantilización. "Cuando escribo un pasodoble pienso en mi gente de Cádiz, no en los posibles contratos posteriores por otros pueblos. Que gusta fuera y se puede ganar un dinerito, pues bienvenido sea. Pero llevas a un ensayo un pasodoble con toda la ilusión y te dice el grupo que es muy gaditano, muy localista, que solo se entiende en Cádiz. Y yo les pregunto, ¿y qué? Cuando voy a Sevilla no espero que una sevillana me vaya a hablar del barrio de La Viña. Sé a lo que voy", afirma.
El coplero deja frases rotundas y muy críticas. "Si el Carnaval que he conocido se quiere prostituir, no cuenten conmigo. No quiero esa guerra, ese veneno de ganar por fuerza porque tengo que meter dinero en mi casa en el verano. Todo se hace, se escribe o se programa en función del dinero que puedo ganar después del Concurso", dice. Y advierte de que "eso de que somos un grupo a muerte o como una familia es falso. Dos años sin premios y sale todo el mundo huyendo o el autor prescinde del grupo".
Afirma que siente "pena y rabia ante esa palabra del metacarnaval. Los autores se contestan unos a otros. Quieren un reglamento a la medida de cada uno. O ganan o esto es una mierda. Esto me viene ya grande. Ya no es mi guerra".
Sobre el futuro del Concurso de Agrupaciones y el Patronato, precisa que está "cada vez más liado y cada uno arrimando el ascua a su sardina. Todo es Don Dinero. Se habla demasiado de lo económico, de la televisión, de la publicidad. Y es verdad que hay dinero de los carnavaleros que les pertenece, pero no se puede pensar únicamente en eso. Esto se está saliendo de madre y llegará el día en el que cada autor tendrá su propia asociación". Tiene muy claro que "ojalá todos pudiésemos vivir del Carnaval, pero eso es imposible. Quieren vivir los de Cádiz y los de fuera, que han visto una mina. No hay mercado para tantos grupos".
Ha vivido en primera persona los convulsos últimos meses en el asociacionismo carnavalesco. Quico Zamora le incluyó en su directiva como vicepresidente de la Asociación de Autores, pero dimitió en la asamblea en la que la nueva junta sería ratificada. "Yo ya estaba rumiando la retirada y se hablaba ya del posicionamiento de los 41 autores de peso que querían tirar por otro lado. Me preguntaba si tenía sentido estar en la junta directiva con este ambiente", destaca. A este panorma se unió un hecho significativo. "Para colmo, en aquella asamblea había más gente de la directiva que autores para ratificarnos. Me sentí decepcionado, sin respaldo de los compañeros en un día el que se presentaba un nuevo proyecto para Autores. Eso debía estar a rebosar, pero había cuatro gatos. Eso fue la puntilla. Me quedaré al margen y seré un militante de base", admite.
Ripoll, por último, aclara que se ha despedido sólo del Falla. "Me moriré coplero. Estaré en la calle cantando con los amigos mis cosas o las de los otros compañeros. Seguiré siendo un aficionado de los buenos", concluye.
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