Todo comenzó un mal día de 1995
Crónicas del Doce
El PSOE se ha metido de lleno en una crisis interna en la ciudad, volcado como estaba con nuevas inversiones públicas como forma de recuperar la Alcaldía l El banquillo socialista es rico en sabiduría y, sobre todo, en políticos municipalistas a los que este partido no sabe aprovechar
FERMÍN Moral aparece en la imagen, asomado a uno de los balcones del PSOE en San Antonio, con el rostro roto. Acaba de perder, él y los socialistas, las elecciones municipales. Una derrota sin paliativos. De la mayoría absoluta de la izquierda a la mayoría absoluta del PP de Teófila Martínez. Allí comenzó todo, en aquel balcón, en aquella imagen del hundimiento. En el año 1995.
Fue entonces cuando el PSOE gaditano inició una travesía por el desierto que aún no ha concluido. Un recorrido trabado de enfrentamientos internos, de celos y venganzas y, sobre todo, de lo que para una persona significa la pérdida del poder. Ahora, tras años de espera, tenían la esperanza de llegar al final del túnel en 2011, recuperando la Alcaldía de la capital de una ciudad en las que las otras administraciones socialistas se han volcado con millones de inversiones, las mismas que no llegaron durante el mandato de Carlos Díaz.
Sin embargo, ha bastado una semana para destrozar previsiones y sueños. Una semana en la que los críticos a la actual dirección han dicho: aquí estamos, dispuestos a intentar cambiar lo que, para ellos, funciona mal.
Federico Pérez Peralta, secretario local y blanco de los comentarios más ácidos realizados por los críticos, esperaba un proceso electoral tranquilo, revalidando su mandato con el aval del apoyo del PSOE provincial, regional y nacional. Sin embargo, en los últimos meses ha ido creciendo en el corazón de los socialistas gaditanos voces contrarias a su gestión y a su propia persona hasta el punto de que los dos grupos que hasta ahora se han significado como críticos a la ejecutiva local coinciden en que su presencia es inviable si se quiere sacar adelante la renovación tan largamente esperada, y que el propio Peralta reconoce necesaria y anuncia él mismo.
Como en los viejos tiempos, el PSOE ofrece una imagen de ruptura interna mientras en San Juan de Dios se frotan las manos: ya tenían claro que repetirían triunfo en el 2011 por lo que ahora ya cuentan cuántos ediles pueden subir. Sólo tienen un temor no falto de ironía: prefieren que siga Pérez Peralta al frente del PSOE. Con evidente maldad, un dirigente popular comentaba que no les preocupa que el veterano socialista salga en la tele de Teo "porque eso nos da voto". Lo malo es que haya un cambio de imagen y persona y funcione de cara al electorado.
Todo comenzó en 1995. La debacle socialista en las elecciones municipales fue el capítulo final de los despropósitos que se venían repitiendo desde la ruptura del grupo municipal de Carlos Díaz, a la que se unió la forma en la que el partido despreció la imagen del que fue durante 16 años alcalde de la ciudad. Y lo pagó perdiendo las elecciones.
Desde aquel momento fueron acumulándose error tras error. "Han sido años de desconcierto", reconoce un veterano militante que menciona las candidaturas de Moral, María de la O Jiménez y la forzada de Rafael Román, el único que ha sido capaz de aguantar ocho años en la oposición pero que acumula ya un evidente cansancio y, sobre todo, aburrimiento por la pesada carga que sobre él, y nadie más, ha puesto la dirección del Partido.
El PSOE no ha asumido que hace ya trece años que perdió en la ciudad. No ha sabido 'ser' oposición, lo cual podría ser comprensible en un partido que ha gobernado en Andalucía y España casi desde 1977. Ha mantenido activos durante este largo tiempo iniciado en 1995 a buena parte de los nombres que gestionaron la ciudad con Carlos Díaz o que se han demostrado incapaces de vender a la ciudadanía una imagen de renovación y de alternativa a Teófila Martínez, aún contando con los millones de la Junta y el Estado.
En este tiempo, alrededor de quienes han controlado la ejecutiva local se han ido tejiendo dos redes de insatisfechos con unas características muy particulares: por una parte, militantes que han ocupado sillones oficiales (Blanco, Piniella...) y que consideran que la labor opositora resulta incompatible con la permanencia en cargos oficiales que puedan dar excusas para el ataque desde la derecha; y afiliados de base con años de carné (como Pedro José Narváez o José Manuel Canle) y que consideran que hay que retornar a las esencias de un socialismo cercano al pálpito de la calle y, sobre todo, promover a políticos cuyo interés sea la ciudadanía y no "el clientelismo". Frente a ellos, Peralta y los suyos, que venden su decisiva participación en la obtención de grandes proyectos para la ciudad por parte de las administraciones socialistas en estos años.
El secretario local ya pidió desde este diario unidad y anunció renovación en las formas y en las personas. Teniendo en cuenta que ha convocado elecciones para dentro de apenas tres semanas, mucho tendrán que cambiar las cosas para que no se escenifique una nueva ruptura en Cádiz.
Afirma Pérez Peralta que tiene una mayoría más que suficiente, pero la celebración de unas elecciones con voto secreto, como él mismo ha prometido, podría provocar sorpresas y reflejar el verdadero apoyo a la actual dirección.
El tiempo es muy justo, también, para que los críticos se unan en postura unificada. "Paco Blanco ha sido el mejor secretario local que ha tenido la formación en Cádiz, pero consideramos que no es el mejor referente del cambio necesario", afirmaba el jueves a este cronista José Manuel Canle que defiende "la búsqueda de personas que se preocupen únicamente de Cádiz, que sepan acercarse a la gente".
Mientras que el Partido muestra a la ciudadanía, sin duda más preocupada por la incidencia de la crisis económica en su vida diaria que en el proceso electoral de los socialistas, su lado más oscuro el PSOE sigue sin enterarse que a veces la renovación no supone rejuvenecer a sus líderes sino, simplemente, situar al frente a quienes tienen claro un modelo de ciudad de progreso.
Hipólito García, Daniel Vázquez, Rafael Barra o José de Mier (aunque éste último no forma parte de la agrupación de Cádiz conoce y le apasiona la capital como si fuera su ciudad natal), conforman un banquillo de lujo del que pocos partidos pueden presumir y que el PP no tiene ni de lejos. Es cierto que ocupan puestos ejecutivos en la administración, pero también lo es que están relegados a la hora de sacar adelante proyectos de desarrollo para la ciudad. La solución, a veces, no hay que buscarla en los institutos sino en los que ya hace tiempo terminaron sus estudios.
Mientras, desde el PP se disfruta de tanta pelea interna. La crisis de los socialistas llega además en plena crisis económica (que afecta de lleno a los intereses electorales del PSOE) y con el Doce a la vuelta de la esquina: con las administraciones socialistas obligadas a sacar adelante proyectos en la ciudad que, ellos mismo lo asumen, serán percibidos por una parte importante de la ciudadanía como obras municipales.
El PP no tiene banquillo igual. No lo tiene, por mucho que digan, para elaborar una candidatura potente, algo que por el momento no les importa porque quien tira del carro es Teófila , y así será hasta que ella quiera, como saben y temen los socialistas, aunque a la alcaldesa se le ocurran ideas tan peregrinas como la de construir un hotel con dinero municipal.
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