Gaditanos de ida y vuelta
Desde 1996 se han marchado cerca de 40.000 vecinos y la mitad ha retornado. La Bahía sigue siendo el lugar elegido para buscar la casa que no hallan aquí
Pastrana es una pequeña villa situada a poco más de 45 kilómetros de Guadalajara de apenas 1.200 habitantes, todos ellos orgullosos de un casco histórico en el que se levanta el Palacio Ducal, donde llegó a dormir la princesa de Éboli.
Aunque de Cádiz coge algo lejos, entre 1996 y este 2009 tres vecinos gaditanos se marcharon a esta localidad a vivir. En este intervalo de tiempo dos de ellos retornaron al sur. Uno, aún reside en esa localidad castellana.
Pastrana es, junto a otras 1.500 localidades de este país, lugar de emigración de los 40.000 gaditanos que en los últimos catorce años se han marchado, por los más dispares motivos, de la capital. Claro que no todos se han quedado allí donde marcharon. Cerca de la mitad optaron por retornar en el mismo periodo de tiempo a nuestra ciudad. Con ello, la estadística indica que el índice migratorio de Cádiz es negativo y se cuantifica en 19.362 personas en estos catorce últimos años.
El departamento de Estadística del Ayuntamiento de Cádiz ha elaborado un amplio y completo estudio de los movimientos migratorios de la ciudad desde 1996, coincidiendo con la etapa de gobierno del Partido Popular y completando el censo municipal elaborado por el propio Ayuntamiento y que aporta que la población real de la capital supera los 143.175 habitantes, casi llegando al tope lógico para un parque de viviendas que apenas supera las 50.000 unidades, insuficientes para dar cabida a los vecinos que se marcharon a otras localidades si alguna vez decidiesen volver a casa.
Cierto es que las estadísticas hay que analizarlas como son: cifras, puras y duras. Los dos retornados de Pastrana no tienen porque ser los mismos que se fueron de Cádiz, pero reflejan las peculiaridfades del movimiento migratorio de la capital.
Por lo pronto, los datos confirman algo que ya se sabía por el propio devenir de la ciudad: la gran mayoría de los gaditanos que se han ido de la capital han acabado a pocos kilómetros de ellas, en las ciudades de la Bahía.
Incluyendo Jerez, en estos catorce años se han marchado a la Bahía 22.000 gaditanos. San Fernando casi roza los 9.000 capitalinos, más que muchos pueblos de la provincia y suficientes para formar barrios habitados por ciudadanos de la capital. Lo mismo pasa en Puerto Real: allí se han marchado 5.141 personas, la gran mayoría a la barriada de Río San Pedro. Chiclana también ha crecido gracias a la capital (4.749), como El Puerto (2.160) y Jerez (1.290). Por contra, el retorno ha sido bastante inferior: en todos estos municipios ha supuesto una tercera parte del total.
El agotamiento del suelo residencial en la capital, la imposibilidad de construir en ella adosados y chalés (de los que apenas quedan medio centenar que están condenados al derribo en el planeamiento urbanístico futuro) y la ausencia durante años de una oferta variada para las clases medias y altas ha favorecido un éxodo de miles de familias que, a pesar de ello, en muchos casos siguen trabajando en la capital o que realizan en ella las compras en su comercio o el disfrute del ocio. El avance en la rehabilitación del casco histórico ha atraído a familias con ingresos por encima de la media, deseosas de vivir en la ciudad y dejar los conjuntos residenciales a los que se marcharon en estos años.
El informe estadístico evidencia también cómo algunos 'mitos' de la estadística de la población de Cádiz no tenían base real alguna. La marcha a Castellón, aquella que decían las crónicas, críticas y coplas carnavalescas superaban los 3.000 gaditanos no es tal. Ni de lejos.
Desde 1996 hasta la actualidad se han marchado a esta provincia unos 500 gaditanos. De ellos han retornado más de 350. Quedan así en esta provincia ... 140 gaditanos, lo que supone el 0,7 % del total de emigrantes, menos que en Canarias, Barcelona o Madrid, donde están empadronados aún 1.132 vecinos de nuestra capital. El retorno ha sido tal que los que quedan en Villarreal no podrían ni organizar un partido de fútbol entre ellos por falta de personal.
La Bahía como ciudades dormitorios, y Madrid, Barcelona y localidades de Sevilla y Málaga donde han encontrado empleo conforman el paisaje de los que una vez optaron por marcharse y aún no han retornado.
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