Cien días de infarto en el puente
Tras tres meses de parón, negociaciones y manifiestos, ahora Fomento trabaja para que la obra esté lista alrededor del 19 de marzo del Doce · No dará tiempo, dicen los técnicos
La culpa la tuvo Europa. Fue en enero. Elena Salgado, vicepresidenta y ministra de Economía, acudió al Ecofin para llevar a sus homónimos comunitarios el plan de recorte del gasto público español. Salió con la exigencia de darle más trabajo a la tijera. Y ahí comenzaron los problemas para el segundo puente sobre la Bahía de Cádiz. En enero.
La 'obra emblemática' del Ministerio de Fomento, 300 millones de euros de inversión, el mayor puente de Europa, se ejecutaba a buen ritmo. Más o menos se cumplían los plazos, aunque los temporales de principios de año estaban creando algunos problemas. Pero la cosa iba bien. El objetivo de inaugurarlo a principios de 2012, antes del inicio de los eventos del Bicentenario de la Constitución de 1812, se mantenía como más que posible. Todo el socialismo gaditano veía ya a José Luis Rodríguez Zapatero cortando la cinta de inauguración.
Hasta enero. La orden de recorte por parte de Europa acabó por tocar de lleno a la financiación de esta obra. Junto a funcionarios y gastos sociales, la tijera se cebó especialmente con el Ministerio de Fomento y su más que jugoso plan de inversiones en infraestructuras. Mucho dinero, dijeron los economistas. Y pidieron el listado de las grandes obras.
El segundo puente, tan caro él, estaba, lógicamente, al principio de la lista. Vieron los técnicos que aún quedaba por pagar la mitad, más o menos 150 millones de euros. Y vieron también que las obras pendientes de ejecutar no incidían en la vida diaria de la ciudadanía de la zona; sólo quedaba por terminar los trabajos en el llamado nudo del Río San Pedro y problema solucionado. Hicieron cuentas y cortaron por lo sano: lo que debía terminarse en el 2011 bien se podía terminar en el 2014. Más años de plazo y menos dinero a gastar por año. Y encima sin vallas y máquinas cerca de las vivienda, con lo que molesta eso.
LA CONSTRUCTORA
Como no podía ser de otra forma, antes de que se diese conocimiento público de la reprogramación de las infraestructuras, las grandes constructoras españolas ya comenzaban a percibir que algo iba a pasar. Y empezaron a poner paños calientes antes de la debacle. Ahí es donde le tocó a La Pepa: ACS ordenó a su filial Dragados que ralentizase al máximo los trabajos poniendo como excusa que se debían dos mensualidades por parte de Fomento, ínfimo porcentaje e ínfima cantidad de dinero.
Los directivos de Dragados cumplieron con diligencia las instrucciones. Un día de principios de junio reunieron a su personal en el Río San Pedro y comunicaron que la obra se paraba. Se dio orden a las subcontratas de terminar lo que tuviesen entre manos, pero nada más.
El objetivo de la constructora, una de las grandes europeas del sector, era que la 'operación' se desarrollase de la forma más silenciosa posible. Que la noticia fuese adelantada de forma inmediata por Diario de Cádiz les rompió todos los esquemas. Hubo orden de silencio y más de una bronca por la filtración. Pero la noticia ya estaba en la calle. Comienzan los cien días más intensos en la historia del puente de La Pepa.
Un contacto de urgencia, celebrado en Sevilla, entre dirigentes de Dragados y técnicos de Fomento dejó clara las intenciones de la constructora, aunque se asumía la continuidad de todos los trabajos ya iniciados y programados hasta final del mes de junio. Se paraba de forma radical los trabajos en el gran pilar de Puerto Real, aquel que se ve ya desde media provincia, mientras que se mantenía una mínima actividad en el del mar y un trabajo algo más continuado en el nudo del Río San Pedro, con el objetivo de abrir de manera provisional esta carretera. Si se abría esta vía, como ocurrió apenas unas semanas más tarde, se cumplía el objetivo del Ministerio de que la paralización de la obra no tuviera una incidencia directa en la vida ciudadana.
EL PSOE
Mientras que las contratas se van para casa, la clase política comienza un baile de declaraciones, especialmente desde las filas del Partido Socialista.
Salvador de la Encina y Rafael Román, conocedores los dos de la situación de Fomento sobre todo en el primero de los casos, pues De la Encina es presidente de la Comisión de Infraestructuras del Congreso de los Diputados, inician con prontitud una dura presión ante José Blanco. Ambos le trasladan la importancia del puente, su valor estratégico tanto para el desarrollo de la Bahía como, de manera más interna, para el propio futuro del PSOE en la capital gaditana.
La claridad con que los dos políticos socialistas hablan acaba por provocar graves tensiones dentro del partido. La dirección del PSOE ordena, también, silencio aunque antes se producen críticas públicas contra ellos, como las realizadas por Luis Pizarro respecto a Salvador de la Encina.
Pizarro, consejero de Gobernación y presidente de las Comisión Nacional del Bicentenario, mantendrá desde un principio un mensaje público de tranquilidad a la ciudadanía: "todo va bien, el puente estará en fecha". Sin embargo, el conocimiento de que van a existir recortes más que radicales en las inversiones de Fomento y que los técnicos retrasan hasta 2014 la fecha de conclusión del puente de La Pepa provoca que tanto Pizarro, que fuera concejal socialista en las primeras corporaciones democráticas gaditanas, como el vicepresidente tercero de Zapatero, Manuel Chaves, comiencen a presionar de forma más que insistente ante Blanco y el propio presidente para evitar que el puente se vea afectado por esta reprogramación.
La 'resistencia' se asentará sobre dos pilares. Uno es el ya relatado de los políticos del PSOE gaditano; el otro será el de la ciudadanía.
EL AYUNTAMIENTO
Cierto es que el vecindario se ha mantenido durante estos cien días especialmente pasivo. Más allá de los comentarios que acompañaban a las noticias publicadas en la edición digital de Diario de Cádiz la protesta pública era totalmente inexistente.
A la par, el gobierno municipal, del Partido Popular, andaba especialmente despistado entre tanta información mediática y declaración socialista y la imposibilidad de contar con noticias de primera mano respecto a las intenciones del Ministerio de Fomento (aunque, a decir de Luis Pizarro, si la alcaldesa se hubiera puso en contacto con él, le hubiera informado de todas las gestiones que ya entonces se realizaban ante el Ministerio). La cuestión es que en este tema no ha existido conexión alguna entre los dirigentes de ambos partidos lo que terminó por desembocar en el 'Manifiesto por el Puente de Cádiz'.
Por primera vez en 31 años de historia de ayuntamientos democrático, el gobierno municipal daba un paso adelante especialmente arriesgado: se lanzaba a la calle buscando el apoyo ciudadano a su justa reclamación.
Utiliza para ello un documento para cuya redacción contará con la aportación de ciudadanos ajenos al Ayuntamiento y al propio Partido Popular. El texto resultante huirá así del combativo lenguaje de los conservadores buscando, por contra, un mensaje de objetiva claridad que la alcaldesa, Teófila Martínez, ofrecerá a los dirigentes del PSOE para que a su vez lo utilicen de apoyo ante sus reivindicaciones en el Ministerio.
Sin embargo, frente a la mano tendida, el Manifiesto provocará un fuerte malestar en el PSOE acrecentado por la decisión del Ayuntamiento de recoger firmas en la calle. Cualquier posibilidad de consenso acaba de esa forma roto.
LA MARCHA ATRÁS
La presión de los socialistas gaditanos, el impacto mediático del parón de las obras y el apoyo popular al Manifiesto acabaron por hacer sucumbir al Gobierno y al Ministerio de Fomento.
Cierto es que la marcha atrás anunciada a las dos semanas de publicitado el gran recorte en las infraestructuras no se ha basado únicamente en la fortaleza de los argumentos de los gaditanos. Tanto Fomento como Hacienda han hecho números y han acabado por asumir que eliminar más de 6.000 millones de inversión en la obra pública de todos el país puede tener un efecto en la economía más negativo que su propia continuidad. Se ha optado por dar continuidad a las obras cuantificado, inicialmente, este rescate en 500 millones de euros. Y entre las que se han salvado está el segundo puente sobre la Bahía.
Será el propio José Blanco el que venga a Cádiz a dar la buena nueva. El jueves Luis Pizarro decía públicamente lo que era una evidencia: si Blanco anuncia su presencia en la ciudad es que va a dar una buena noticia. Para las malas, mejor una nota de prensa. O el silencio. Y aquí estará el ministro de Fomento diciendo que las obras del puente van a seguir. Blanco hablará del dinero que se ha recuperado para la inversión y del acuerdo con Dragados para recuperar la actividad, garantizado el cobro de lo debido y de próximas partidas.
LAS FECHAS
Pero más que explicar cómo se va a seguir pagando la obra de La Pepa, la pregunta del millón que deberá de responder en Cádiz el ministro será ¿en qué fecha abrirá el segundo puente?
Descartados ya los años 2013 y 2014, la intención del Ministerio de Fomento, según las fuentes consultadas por Diario de Cádiz, es que el segundo puente esté terminado alrededor del 19 de marzo de 2012, cuando comiencen los actos oficiales del Bicentenario de la Constitución de 1812. El Ayuntamiento viene reclamando como esencial iniciar estos eventos con la principal infraestructura de la ciudad concluida, pero los retrasos acumulados desde junio hacen que sea muy complicada esta obra.
En todo caso, el PSOE gaditano aún tiene la esperanza de que Zapatero corte de la cinta de inauguración del puente.
Hay que tener en cuenta que las elecciones generales de 2012 tienen como fecha límite de celebración el propio mes de marzo y que, tal y como están las perspectivas electorales para las socialistas, podían ser apeados del poder. Se cumpliría así una de las pesadillas del PSOE de Cádiz y uno de los sueños de Teófila Martínez: que el puente sea inaugurado por el popular Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.
Ciertamente, los técnicos consultados por Diario de Cádiz, algunos muy cercanos a la obra, consideran que "el tiempo es muy justo si se quiere terminar en marzo de 2012, incluso trabajando las 24 horas del día". Se destaca que tras un parón de tres meses y en una obra de la envergadura de la del segundo puente "se tarda un cierto tiempo volver a coger el ritmo que se había alcanzado antes del parón de junio". Por si fuera poco, se ha desaprovechado el verano para adelantar trabajo y así evitar la llegada del invierno.
El propio ingeniero autor del proyecto, Javier Manterola, declaraba esta semana a Diario de Cádiz que era "muy difícil" tener la obra terminada para el inicio de los actos del Doce. No hay que olvidar que se inicia ahora una fase especialmente delicada, como es la instalación de los tableros, lo que para Manterola es la parte más complicada de toda la construcción.
En todo caso, lo peor, el parón y la amenaza de una ralentización del proyecto, parece que ya han pasado tras cien días de infarto.
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