El Bicentenario se recordará por noches como la de ayer
Impresionante espectáculo del artista brasileño Carlinhos Brown por la avenida principal, lleno de fuerza y ritmo · El Ayuntamiento estima que participaron 300.000 personas.
No se veía un centímetro de asfalto a varios cientos de metros a la redonda del camión eléctrico de Carlinhos Brown. La concentración de público fue histórica. Cádiz bailó al ritmo de un artista brasileño entregado desde el minuto uno, derrochando una contagiosa energía. La Capitalidad Iberoamericana del Carnaval se celebró a lo grande por la avenida principal, con miles de personas bien apostadas a los lados para presenciar el paso del concierto móvil, bien acompañando al camión. La delantera del vehículo estaba acotada por una cuerda y en su interior, siguiendo las evoluciones del camión como los cofrades hacen -andando hacia atrás- con los pasos de Semana Santa, los periodistas y los invitados por el Consorcio del Bicentenario y el Ayuntamiento de Cádiz. Por cierto, fue acertado trasladar el desfile de reinas y grupos al viernes. El espectáculo de Brown precisaba de mucho espacio por delante y merecía ser el único protagonista de la noche.
Porque el percusionista brasileño dejó claro desde el inicio sus ganas de agradar. "¿Qué pasa, picha?", gritó antes de subir al camión. Alguien le aconsejó que soltara la recurrente frase para ganarse a la gente. Carlinhos llegaba tocado con un plumaje de jefe indio color plata y una casaca morada. En los pies, unos indescripitibles ¿zapatos? La alcaldesa le saludó y fue cuando el artista leyó un canto a la libertad y a la defensa de Cádiz contra los franceses por parte de los voluntarios. De manera sorpresiva, y fuera de contexto, Brown presentaba a la cantante Patricia Vela, que entonó la primera canción de la noche: El Himno de Andalucía. Perplejidad. Vela también cantó con el concierto en marcha y arriba junto a Carlinhos Brown una copla con guiños a Triana (¿?) y un tanguillo gaditano.
Surrealismo al margen, tras repartir claveles entre el público subió el cantante brasileiro para echar a andar casi puntual. La alcaldesa, Teófila Martínez, y el gerente del Consorcio del Bicentenario, Pedro Flores, bailaban desde el inicio en el tramo VIP ante el camión. También se encontraba, con camiseta de recuerdo del evento, el ex entrenador del Cádiz, Jose González. El sol no daba en la avenida, lo que ayudaba a sobrellevar la alta temperatura. Mas el calor humano hacía el resto para caldear el ambiente.
Los balcones estaban repletos de personas que no quisieron perderse el acontecimiento. El protagonista tuvo un gran detalle cuando se arrodilló frente al balcón donde una anciana veía el concierto sentada en su butaca. "La participación es lo más importante del Carnaval", dijo. Y le tomaron la palabra. En el frontal del camión lucía el logotipo de La Pepa mientras sonaba el gran clásico de Brown, 'Maria Caipirinha', con su "pe-pe-pe-pe-pe-pe-pe-pé", letra más que fácil para el público.
"Cádiz, la ciudad de la libertad. Ay, picha". De nuevo la fálica palabra. Muy carnavalesco todo. La avenida, gente viendo pasar un espectáculo, un hombre disfrazado sobre un vehículo móvil y, tachán, su postulante. Una mujer de color ofrecía al público CDs de Carlinhos Brown. Las coplas, las coplas. A seis reales.
"Arriba mi gente". Cualquiera no le hacía caso. Vaya energía. Y tuvo el detalle de invitar a los profesionales de los medios de comunicación (locales, regionales y nacionales) a subirse con él para que comprobaran cómo estaba disfrutando el pueblo de Cádiz. Los fotógrafos y cámaras contaban al bajar que la riada de gente era espectacular.
Por el Hospital Puerta del Mar interrumpió una canción con ritmo para cambiarla por una balada como 'What a wonderful world', con la intención de no molestar a los enfermos.
No duró mucho la tregua. Enseguida volvió la caña. El camión avanzaba lentamente. A la altura de la plaza Asdrúbal y los jardines de Varela interpretó una pieza a la que cambió la letra para gritar a los cuatro vientos "Yo soy gaditano", cumpliendo con el dicho que asegura que los gaditanos nacen allá donde quieren. ¿Otro hijo adoptivo?, ¿otro futurible pregonero del Carnaval? Por el edificio de los sindicatos pidió al público que difundiera por la red "que el amor supera a la crisis". Porque además de cantar hizo de mensajero. Hasta anunció el extravío de una niña, de nombre Nazaret, cuya madre se llamaba Esther. Por algo pidió en la rueda de prensa anterior al concierto que los pequeños acudieran con el nombre y el teléfono bien visibles en la ropa.
Ya a la altura del pájaro-jaula, frente al edificio de Hacienda, agradeció el cariño recibido de parte de Teófila Martínez. Se escucharon pitos y Brown señaló: "Yo no sé qué os ha pasado con ella, picha, pero conmigo ha sido muy amable". Insistió pidiendo un aplauso para la alcaldesa, obteniendo ya respuesta favorable del público.
El espectáculo llegó a su final más o menos a la hora señalada, las doce. En las Puertas de Tierra Carlinhos Brown echó el resto como despedida de una noche para la historia. Su concierto estará con seguridad entre los actos más recordados del Bicentenario de la Constitución de 1812.
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