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Numancia | cádiz · la crónica
Casi todo el mundo cree entender de fútbol. Es un elemento constante en las tertulias, donde todo parece sencillo. Pero en el fútbol profesional las cosas no son tan fáciles y las decisiones son miradas con lupa. El Cádiz era un equipo que se desangraba hace dos semanas, parecía un grupo de amiguetes a la deriva en una competición de lo más feroz y ahora todo parece haber cambiado. Ni siquiera la negativa a venir de un entrenador de prestigio ha influido negativamente porque Raúl Procopio, una solución inicialmente interina, está dando con la tecla y le ha dado la vuelta al equipo como a un calcetín.
Seguramente se trata de una mezcla de muchos elementos. Por lo que sea, ahora el equipo corre más, los jugadores son más solidarios unos con otros. Pero esto va acompañado de un concepto táctico de tener las líneas más juntas y de un factor elemental como es la fortuna. El viento ha cambiado y ahora las cosas salen. Había que tomar una decisión tras lo de Jerez y parece que ha sido un acierto. Ahora el Cádiz vuelve a ser un equipo del que sentirse orgulloso, sin que esto deba entenderse como una crítica a Calderón porque, seguramente, en parte fue víctima de una dinámica que no supo frenar.
En el primer periodo el Cádiz aguantó el tipo. En el comienzo del choque incluso mostró cierta ambición y llegó al área numantina en varias ocasiones. Dani y Natalio combinaban con acierto y el equipo salía a la contra con velocidad y creando inquietud a los aficionados locales, pero el cuadro gaditano se fue desinflando en el apartado ofensivo con el paso de los minutos.
El Numancia se fue adueñando del juego poco a poco. Inicialmente su posesión no se traducía en peligro evidente en el área de Contreras, pero finalizó el primer tiempo asediando a los amarillos, aunque tampoco se pudiera hablar de un acoso agobiante. La mayor vía de peligro fue la banda derecha, sobre todo con las internadas de Juanra, un lateral con un enorme recorrido y buena técnica. La defensa cadista intentaba no meterse demasiado atrás y luchaba con Rafa Jordá, la referencia atacante del Numancia.
La ocasión más claro del Cádiz la tuvo Dani en el minuto 21, con un cabezazo que se le fue alto tras un buen centro de Gustavo López. El cuadro soriano reaccionó y estuvo cerca del gol con un remate de Julio Álvarez y otro de Juan Carlos Moreno en una falta. La primera parte concluía con el Cádiz teniendo muy poco el balón, lo que posibilitaba que el conjunto de Arconada merodeara el área cadista.
Conociendo al Cádiz de esta temporada, el que se diluye después de inicios apañados, había que esperar un segunda parte de asedio constante del Numancia hasta marcar. Pero no. Algo ha debido alterarse en la cabeza de los amarillos, que de todas formas tuvieron que sufrir con la vaselina que le hizo Del Pino a Contreras tras el descanso.
Por orden de Raúl o por lo que quiera que fuera, el equipo se fue hacia arriba y comenzó a llegar con mucha frecuencia al área rival. Cristian y Enrique entraban con acierto y el equipo local era una máquina de perder balones. O el Cádiz una máquina de recuperarlos, según se mire. El Numancia incurrió en el fallo de todos los equipos que tienen un delantero de referencia, que es colgarle balones sin cesar, algo facilita mucho las cosas al rival. Gracias, Arconada.
Aun así, Carmelo estuvo a punto de marcar en el minuto 64. Sería el canto del cisne numantino. A partir de ahí, el Cádiz metió la directa y su ambición tuvo el premio del gol. De la Cuesta lo rozó en el 66 con un remate de cabeza que sacó Juanra balo el larguero, con Jacobo ya batido. Fleurquin había salido al campo y estaba ayudando mucho en la recuperación y en la llegada, al igual que Kosowski. El polaco dio muestras de ser ese jugador interesante que se vio a su llegada y que deja boquiabiertos a sus compañeros en algunos entrenamientos.
No faltaba ambición, como en otros encuentros en los que se echó de menos algo de mala leche. En este caso el rival era el líder, pero daba igual. Raúl Procopio parece haber reseteado el disco duro de sus futbolistas, que han superado vicios del pasado y que ahora no retrasan la línea defensiva hasta el área pequeña ni se dan la vuelta cuando llegan al área del rival. Sea por lo que sea, el caso es que el destino le tenía guardado al cadismo el premio del gol de Dani. Ni siquiera hubo que sufrir en exceso en el resto el encuentro. Más bien, lo contrario. Se vio un Cádiz con oficio y se pudo disfrutar del esperanzador estreno de Manu Barreiro.
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