La Nao Victoria prepara su singladura

La réplica inicia sus reparaciones en Puerto Sherry para participar en el proyecto Descubriter Carpinteros de ribera y calafates arreglan el barco

Las reparaciones se están efectuando también en el casco de la histórica nave, réplica del primer barco que dio la vuelta al mundo, en el siglo XVI.
Las reparaciones se están efectuando también en el casco de la histórica nave, réplica del primer barco que dio la vuelta al mundo, en el siglo XVI.
Carlos Benjumeda El Puerto

10 de enero 2013 - 01:00

La Nao Victoria fue el primer barco que completó la vuelta al mundo, en el siglo XVI, al mando de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. Fue la única nave que regresó de una expedición de cinco barcos enviada para cincunnavegar el globo terrestre, que llegó a Sanlúcar de Barrameda en septiembre del año 1522, después de una dura travesía que llevó a su tripulación casi tres años completos. Aunque no es comparable con aquella singladura, la réplica de la Nao Victoria afronta ahora un nuevo reto: su participación en el proyecto Descubriter, la Ruta Europea de los Descubrimientos, que llevará a este barco desde finales de enero por distintos puertos de Huelva y Portugal, para dinamizar el turismo, el empleo y divulgar la historia de la navegación y los descubrimientos.

Para participar en el proyecto, liderado por la Fundación Nao Victoria, que marcará el inicio de su temporada de navegación, el barco está recibiendo su puesta a punto en el dique seco de Puerto Sherry. La réplica de la Nao Victoria, de 160 toneladas de peso, fue subida a tierra por el nuevo travel-lift del puerto deportivo hace una semana. Desde entonces su tripulación, reforzada por una parte de la del Galeón Andalucía, se afana para dejar el barco en perfecto estado, para echarlo de nuevo al agua una vez renovada la madera del casco, la arboladura (jarcías, cabos y velas) y los interiores de la nave, que están siendo reformados para mejorar la habitabilidad, con vistas a la nueva travesía, que está apoyada por varios ayuntamientos de la Costa Atlántica andaluza y portuguesa (Algarve).

Más de diez personas trabajan en estas labores de mantenimiento y reforma, entre los cuales se cuentan tres carpinteros de ribera, varios calafates que se ocupan de garantizar la estanqueidad del barco y otros operarios, como motoristas, electricistas o fontaneros. Gran parte de ellos pertenecen a la propia tripulación, procedentes de las escuelas de náutica pero versatiles a la hora de realizar otras tareas complementarias a la navegación propiamente dicha. Ayer mismo se incorporaban a la aventura dos alumnos de náutica procedentes de la universidad de Barcelona, que se unían discretamente a otros tres estudiantes jóvenes que llevan ya algunas semanas en la nave y que recibirán durante tres meses su formación práctica obligatoria en el barco, que es en realidad un centro de trabajo.

Una de las labores de mayor importancia, se está realizando en el casco de la nave, donde los calafates trabajan como hace cinco siglos, sellando con estopa y alquitrán las aperturas de la madera y cambiando la tablas podridas por listones nuevos. A la vez, se está pintando la parte de la nave que quedará visible una vez en el agua, y también los mástiles con ayuda de una grúa. Se han desmontado para pintarlas de negro, las vergas que sostienen el aparejo y las velas, muchas de las cuales se pondrán nuevas, de la casa Hood Velas, que ya están estivadas a bordo aguardando su estreno. Para cuando no se puedan usar por falta de viento, se están revisando los dos motores John Deere, de 120 caballos cada uno, que desplazan las 122 toneladas de peso que tiene la réplica cuando está en el mar.

En el interior de la Nao, se ha renovado el circuito eléctrico y la fontanería. Los carpinteros han cambiado además el mobiliario del sollado, utilizado como alojamiento por la tripulación: literas, duchas, puertas y encimeras de la cocina.

El ritmo de trabajo es bueno, de tal forma que para esta próxima semana podría estar concluida la reforma. Será entonces el momento de depositar el barco en su medio natural, para emprender una nueva travesía, más acorde con los tiempos que aquella de Elcano, destinada ahora a fomentar el turismo, el empleo y el desarrollo local, dentro del proyecto Descubriter.

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