El pleno, de sainete a esperpento

Lo de los plenos en el Ayuntamiento de El Puerto va camino de batir todos los récords. No hay sesión en la que no haya que reseñar alguna salida de tono, alguna expulsión o la pérdida de las formas por parte de algunos concejales, aunque lo de ayer ya pasó del habitual sainete a convertirse en un auténtico esperpento.

Comenzaba la sesión a las nueve de la mañana con el debate de asuntos como la solicitada modificación de la ordenanza municipal de Vivienda, un tema que ya de tan traído y llevado en diferentes sesiones le hace a uno pensar que está viviendo en el día de la marmota. El desencuentro entre la oposición y el equipo de gobierno en este tema volvió a quedar patente, de manera que al final no se termina de saber si los vecinos tendrán que pagar o no el IBI de estas viviendas.

El siguiente punto caliente de la sesión fue la petición de los grupos de la oposición para la retirada de la Zona Naranja, un asunto que contó con la intervención de uno de los miembros de la plataforma ciudadana que ha estado recogiendo firmas este verano. Ya el ambiente comenzó a tensarse con la expulsión de la sala de uno de los miembros de esta plataforma y con algunas de las aseveraciones de Patricia Ybarra y Antonio Jesús Ruiz, que ayer por cierto utilizó en varios momentos un lenguaje muy escatológico.

Pero la crisis llegó cuando le tocaba intervenir a la portavoz de Independientes Portuenses, Silvia Gómez, quien en vez de hablar directamente de la Zona Naranja comenzó por sacar el tema de la sustitución del Vaporcito como símbolo turístico de la ciudad por "un churro de colores". La respuesta de Ybarra también hizo alusión al símbolo, pero en la segunda intervención de la portavoz de IP ya la entonces presidenta accidental del pleno, Leocadia Benavente -Moresco se había ausentado cuando comenzó el debate del punto- le llamó la atención por no ceñirse al asunto tratado y le quitó la palabra. Silvia Gómez, lejos de callarse, continuó exigiendo a voces su derecho a terminar su intervención, mientras Benavente instaba al siguiente portavoz, David de la Encina, a intervenir, con el reloj que mide los turnos en marcha. Lógicamente el socialista no hubiera podido intervenir ni aún habiendo querido hacerlo, ya que no se entendía absolutamente nada en medio de un guirigay más propio de un patio de colegio que de un salón de plenos. El tiempo seguía avanzando y tampoco pudo intervenir el portavoz de Izquierda Unida, mientras Silvia Gómez seguía gritando y Leocadia Benavente conminaba al vicesecretario a dar lectura al siguiente punto.

Tras ese momento de absoluto descontrol la oposición en bloque decidió levantarse y dejar sus escaños, con el pleno avanzando no obstante a velocidad de vértigo y con algunos de los ediles populares atónitos y sin ni siquiera levantar la mano para votar los puntos que se sucedían uno tras otro -precisamente los que había presentado la oposición-.

Tras el pleno PSOE, IU e IP ofrecieron una rueda de prensa en la que los ediles avanzaron su intención de impugnar el pleno, ya que consideran que se había vulnerado el reglamento orgánico municipal.

David de La Encina lamentó la "manera inadecuada en la que dirige los plenos Leocadia Benavente", de quien dijo que "no tiene cintura política. No ha sabido estar a la altura y no ha cumplido con el reglamento municipal, que dice que debe garantizar la libre emisión de opiniones a los portavoces". Silvia Gómez también lamentó lo ocurrido y justificó su alusión al nuevo símbolo por su relación con el turismo y la zona naranja, agradeciendo la solidaridad demostrada por sus compañeros de oposición. Julio Acale, en nombre de IU, aseguró haber sentido "vergüenza ajena" y dijo que la presidenta accidental había "perdido los papeles".

Leocadia Benavente, por su parte, acusó a la oposición de no acatar ni respetar "las formas y las normas" en sus intervenciones, buscando "crispar" y que la noticia sea "el circo y no el contenido de las mociones".