Rácing Fútbol Club, 80 años de historia
El orden de los tiempos
Corría el 10 de febrero de 1928 cuando un grupo de entusiastas del 'the Football Association', juego importado de Gran Bretaña, se reunió en torno a un balón dando forma al Rácing Fútbol Club.
AHORA que la España futbolística y la que no lo es está absolutamente entregada a La Roja, camiseta impregnada del primer color del espectro solar, radical y revolucionario por sí mismo, es buen momento para ocuparnos de la historia de la otra Roja, la más cercana a los portuenses y por ende la más querida y renegada al mismo tiempo.
Para ello nos hemos permitido bucear entre los recuerdos escritos dejados por insignes racinguistas como Antonio Torres Santiago y Antonio Ortega Infantes, sin olvidarnos de aquél corresponsal de prensa deportiva siempre al pie de la grada, Sr. Carrasco de la Bandera.
Fueron los verdaderos pioneros del fútbol portuense dos empleados de una importante firma vinatera, Francisco Sevillano Otero y Guillermo J. de Campos, que con la ayuda de los Sres. Ochoa, Rivera, Genaro González, Luis León y otros tantos, concibieron la idea e hicieron realidad la formación de un equipo de balompié para nuestra ciudad. El funcionario municipal Mariano López Muñoz tuvo mucho que ver en la coordinación de estos primeros pasos, y sin su inestimable ayuda la cosa no hubiera sido tan llevadera.
Competidor fue el nombre que se les ocurrió a estos entusiastas futboleros para denominar al club, ya que trataban de aprovechar para sus relaciones, papel impreso con un rombo -igual al que actualmente lleva el escudo- con una C en su interior, pero finalmente se inclinaron por el de Rácing Fútbol Club. El primer presidente fue Genaro González Noval, y como terreno de juego utilizaban la explanada de la Plaza del Polvorista donde instalaban las porterías antes de cada encuentro.
El primer partido que disputaron se celebró el 4 de marzo de 1928 ante el Español de Jerez, con la siguiente alineación: Portero: Conejo; Defensas: M. Sevillano y Martínez; Medios: Mayo, Agustín Silóniz y Puente; Delanteros: Campos, González, J.Grant. F. Sevillano y A. Arias. Arbitró aquél primer desafío futbolístico entre Jerez y El Puerto J. Silóniz y su hermano Agustín se convirtió en el primer goleador de la historia del Racing. Otros jugadores de aquella época fueron Juan Hernández, José González Noval, José del Cuvillo y Sancho, Barrera, Domínguez, Camacho, Vela, etc.
La equipación con la que se estrenaron era toda de color negro -camisola y calzonas-, con unas franjas rojas en los puños y rayado en forma de punta en el cuello. Este ropaje fue costeado por don Elías Ahuja y Andrias, gran impulsor con su ayuda económica a la fundación del equipo.
Por aquél entonces se carecía de categorías y los partidos de fútbol tenían carácter amistoso, siendo los desplazamientos la mayoría de las veces muy cortos, casi todos dentro de la provincia. Sus ingresos, hasta que se constituyó de una forma oficial en equipo de categoría regional fueron por cuotas de socios y donativos de aficionados y empresas de la ciudad. Con el tiempo decidieron cambiar el color de la equipación pasándose al otro extremo de la gama, el blanco absoluto correteó por El Puerto durante un largo periodo de tiempo. El Rácing por estas fechas compartió cartel con otros equipos portuenses como El Balompié y La Agrupación, alcanzando en la temporada 1932/33 la categoría oficial del momento, estrenando la presidencia Bartolomé Sánchez Vela y pasando a llamarse definitivamente Rácing Club Portuense.
El carácter intervencionista del antiguo Régimen propició que durante un breve espacio de tiempo -en la década de los 60-, se llamara Recreativo Club Portuense, pero el experimento duró poco tiempo.
De la Plaza del Polvorista pasó a jugar a los terrenos de los Baños Termales, para lo cual hubo de hacerse un gran relleno en aquellos parajes cercanos a la Playa de la Puntilla, cuyo coste lo sufragó en su totalidad Don Roberto Osborne Guezala, motivo por el cual fue nombrado primer Presidente Honorario del Club.
En la temporada 1935/36 se trasladó el terreno de juego al 'Tiro de Pichón', en la antigua carretera Cádiz-Madrid, para cuyas instalaciones se contó con la inestimable ayuda de Don José Manuel Domecq, por entonces presidente del Xerez F.C. -paradojas de la vida-, quien cedió gentilmente las tapias de madera que circundaban el campo. En reconocimiento de su ayuda fue nombrado socio de Honor y Mérito. Este campo fue inaugurado con un partido entre el Rácing y el Sevilla F.C. amateur el 29 de septiembre de 1935.
Esa misma temporada el Sevilla F.C. se proclamó campeón de la Copa de España, y la directiva del equipo de El Puerto (muy sevillista por cierto), en señal de homenaje por el logro conseguido tuvo a bien tomar como modelo el escudo del equipo hispalense, que es el que perdura hasta nuestros días aunque con ligeros retoques para adaptarlo a la idiosincrasia portuense.
Durante la Guerra Civil española estuvo el fútbol algo retirado en nuestra ciudad; no obstante se celebraron algunos partidos amistosos con carácter benéfico. Terminada la contienda fraticida, fue el 11 de junio de 1943 cuando se inauguró un nuevo recinto deportivo en terrenos ubicados enfrente de la antigua fábrica de botellas -VIPA-, bautizándosele con el nombre de Eduardo Dato.
En él se vivieron gloriosas tardes de fútbol, sobre todo aquella temporada en la que el Rácing se proclamó campeón de su grupo y jugó la famosa liguilla de ascenso a segunda división contra el C.D. Alavés. La pérdida de esa eliminatoria a dos partidos se convirtió a su vez en una de las mayores tristezas de la afición racinguista.
Veintinueve años más tarde, concretamente el 20 de agosto de 1972 y con la celebración del I Trofeo Ciudad de El Puerto se inauguró el actual estadio José del Cuvillo, que para la ocasión enfrentó al titular de la ciudad con el Real Madrid, perdiendo los de casa por un ajustado 1-2 con goles de Fleitas y Garrido por parte madridista, y de Vázquez por el bando local.
Dejemos ahora que la historia siga su curso, complete sus ciclos y cuando se inaugure un nuevo estadio con el octogenario Rácing como inquilino, esperemos que el espíritu de nuestra Roja siga tan vivo como hace 80 años.
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