Diáspora, el balance

Tribuna libre

El Equipo Diáspora

02 de septiembre 2016 - 12:14

Llegó la hora de hacer el balance de un movimiento ciudadano que comenzó a gestarse hace año y medio en la barra de un bar, con la intención de posibilitar que mostraran su trabajo los creativos que estaban fuera de nuestra ciudad. Diáspora echó a andar con empujones, impulsos, sugerencias e ideas de un grupo de personas voluntarias que querían luchar contra la monotonía, la inercia y el inmovilismo, pensando que no se podía desmerecer lo que había en cuestión de política cultural, pero considerando que al menos era insuficiente o que debería cambiar de enfoque. A modo de red social, la maraña se fue extendiendo y fue implicando a otros sectores de la población y a la Administración. En menos de dos meses las solicitudes de participación nos invadieron, lo que demuestra que había inquietudes pero faltaban espacios para mostrarlas. Diáspora nació con vocación de estrella fugaz, de hijo único, de grito, de manifestación sin pancartas, de golpe encima de la mesa, para poner en contacto al Ayuntamiento y a los comerciantes y hosteleros, con los creativos y los ciudadanos. Para hacer cotidiano lo que ahora es extraordinario.

Entre todos, Diáspora se ha hecho notar en la vida de la ciudad, llenándola de música, teatro, graffitis, poesía, acrobacias y otras visiones plásticas sobre la realidad, hasta contar con casi quinientos participantes, que lógicamente han puesto en movimiento a muchos familiares y amigos. Habrá que hacer cuentas y comprobar si la cultura resulta rentable económicamente y puede llevar a otro público a los locales, pero esa tarea no nos corresponde a nosotros.

Nos quedamos con las aportaciones y la experiencia de los profesionales que han creído en el proyecto, con el entusiasmo de los aficionados y con las perspectivas de futuro que podemos augurar a los amateurs que tratan de abrirse paso en el difícil camino de la creación. Nos quedamos con las conclusiones que se han podido sacar de las tres mesas redondas sobre Artes Plásticas, Música y Teatro. Nos quedamos con la colaboración y convivencia entre los distintos grupos teatrales de la ciudad, con las propuestas musicales y urbanas de Plaza Colón y de la Avenida de Bajamar, con el descubrimiento de nuevos locales y puntos de encuentro cultural.

Creíamos y creemos que son posibles la colaboración artística, el asociacionismo, la cooperación entre creadores de todas las edades, entre los que están en la diáspora y los que permanecen aquí. Creíamos y creemos que la cultura, el teatro, la música y cualquier tipo de arte no pueden ser gratuitos porque el que ofrece su tiempo, dedicación y talento a los demás merece cobrar por ello. Creíamos y creemos que la cultura y la creación pueden ser motores de progreso social y económico.

No queremos irnos hablando de falta de ayuda, de ciertas miserias y algún que otro ataque de egocentrismo con los que también nos hemos topado. Queremos ser positivos y valorar la participación del público, el boca a boca que ha difundido el evento, el apoyo de los locales y firmas comerciales que han financiado algunos gastos, los caminos que se han abierto y que han hecho de El Puerto de Santa María una ciudad más viva, más imaginativa, más poliédrica. Técnicos de la administración, políticos, hosteleros y creativos, deberían asumir el reto y buscar nuevas formas de gestión y de financiación. Que el molinillo de Diáspora siga expandiendo sus esporas por la ciudad.

El Equipo Diáspora: Manuel Basallote, María Fernández Lizaso, Juan Cebrián, Sergio Guzmán y Antonio Ocaña.

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