Eduardo Margeli, un gaditano en la cima del negocio taurino mexicano

Empresario de El Toreo de México Asesinado por un novillero al que no incluía en los carteles Fue apoderado, ganadero y negociador del convenio taurino hispano-mexicano

Eduardo Margeli Furco en su epóca en los ruedos, que terminó en 1900 a los veinticinco años.
Eduardo Margeli Furco en su epóca en los ruedos, que terminó en 1900 a los veinticinco años.
Francisco Orgambides Cádiz

13 de enero 2013 - 05:00

Eduardo Margeli Furcó "El Gaditano" está en el olvido, mucho más en su ciudad natal, Cádiz, pese a que fue una personalidad muy importante en el toreo hispano mexicano en los primeros cuarenta años del siglo XX.

Margeli había nacido en Cádiz en 1875 y aprendió el oficio de carpintero. Pudo más su afición a los toros. Emparentado con la familia taurina de los Díaz, del barrio de Santa María, viajó a México con su primo, el matador Juan José Durán Díaz "Pipa". Eran los tiempos en que toreros gaditanos como El Marinero, Hermosilla, Rebujina, Loco, Jerezano o Espeleta toreaban mucho más en los estados mexicanos que en España.

Eduardo, con 20 años, en 1895, desembarcó en Veracruz. Comenzó a torear de banderillero anunciándose como El Gaditano, aunque no quiso torear en la capital hasta cuajarse. Y comenzó a pagar su tributo de sangre: una cornada en Cuernavaca, muy grave, de un toro apuntillado que se levantó; otra pareando en Capulalcam...

Por fin toreó en Ciudad de México en marzo de 1899 con Ecijano, siguió toreando esa temporada a muy buen nivel como banderillero pero el 14 de octubre de 1900 un toro de Santín le infirió una gravísima cornada en el pecho.

Recuperado, quedó impedido para el toreo. Sus compañeros torearon en su beneficio el 24 de marzo de 1901. El Pipa y Llaverito sacaron al ruedo a Margeli, que fue muy aplaudido por el público capitalino, recogiendo 261 pesos que le arrojaron.

Margeli no estaba dispuesto a volver a las virutas de sus tiempos de aprendiz de carpintero y siguió vinculado al toreo desde el otro lado de la barrera. Con el producto de aquel beneficio y la añadidura de la nada desdeñable pacotilla caída desde el tendido, comenzó su carrera desde abajo. Nos imaginamos a Margeli acompañando a toreros llegados de España, haciendo gestiones para sus antiguos compañeros, montando festejos en los pueblos de los estados...

Poco a poco el Gaditano fue abriéndose paso y creó, junto con otro español. Manuel Martínez "Feria". La Cuadrilla Juvenil Mexicana, al estilo de las que se pusieron de moda en España. En ella militaban los toreros que enseñó Saturnino Frutos "Ojitos", que moriría en el año 1913, y que fue banderillero de Frascuelo y maestro de Gaona. La cuadrilla tenía tal nivel que vino a España con Margeli en 1909.

Y de ahí fue pasando El Gaditano a mayores, sin perder nunca su pasaporte español, hasta controlar el toreo mexicano. Ya en los años veinte era gerente de la plaza de El Toreo de La Condesa, la principal de México, y organizaba festejos por todos los estados .

El torero Francisco Gómez Cervantes "El Zángano" nos dejó su impresión de Margeli: el mejor empresario taurino que conocí en México. Reunía una visión y una afición grandes que le permitieron sacar varios toreros extraordinarios".

Y así fue: apoderó a Fermín Espinosa "Armillita" y en 1929 fue el artífice de la rivalidad entre Carmelo Pérez y Esteban García, que se odiaron hasta la muerte de ambos, poco después, víctimas de cornada. Aquella competencia salvó a Margeli de una quiebra. En 1936 montó la "Temporada del novillero mexicano" con Calesero, Estrada, Silverio, o Gorráez.

En aquella rivalidad a muerte entre Carmelo y Esteban, se dice que Margeli favoreció a Carmelo. A su hermano Silverio Pérez le dio el debut en España, recomendándolo a Dominguin, quien lo puso en Tetuán de las Victorias repitiéndolo nueve tardes seguidas en 1935.

El Gaditano tenía su guasa: cuando el picador Román "Chato" Guzmán creó la Unión de Picadores y banderilleros en 1933, intentó sobornarlo con 15.000 pesos además de ofrecerle torear con las figuras para frustrar ese sindicato. Como no accedió, boicoteó a Guzmán y el picador tuvo que vender sus trajes para vivir. Igual le pasó al otro promotor del sindicato, el banderillero Bolio Barana, quien -por no ver un pitón- tuvo que emigrar a Lima. Buena prueba del poder de Margeli en el toreo mexicano. Con fatalismo le dijo a Guzmán: "te vas a sacrificar y tus compañeros no te lo agradecerán".

También veló por los derechos de los toreros, compatriotas y mexicanos: fue negociador del convenio taurino entre México y España y en 1933 libró -junto con Domingo Ortega, Jesús Solórzano, Armillita, Balderas y Garza - un litigio contra el fisco de México intentando evitar que los toreros pagaran el impuesto de la renta.

En 1934, asociado con Dominguin, compró la mitad de la plaza de El Toreo y fue arrendatario de la otra para ocho años. Ese mismo año compró la legendaria vacada zacatecana de Malpaso, en sociedad con el apoderado Antonio Casilla de los Reyes "El Berrendo", antes picador, su socio habitual. Trasladó el ganado a la finca "Chichimeco" de Aguascalientes. Dos años después la vacada pasó a manos de Armillita, tras la muerte de Margeli y se llamó "Armillita hermanos". Margeli fue titular también de la ganadería de Albarrada, en "El Encino", Distrito Federal.

El 21 de septiembre de 1936 recibió en su despacho de la capitalina calle Meave 24 a un torero mexicano, Antonio Popoca Medina. Novillero desde 1931, Margeli no contrataba a Popoca quien le pidió explicaciones. El novillero le disparó cuatro tiros y "El Gaditano" fallecía cinco días después.

En 1947, Popoca era detenido como falso inspector de tasas: cobraba un impuesto a los bares por las gramola. En "La Vanguardia" Augusto Assía le dedicaba estos versos:

"Del tal Popoca se opina/ que con fraudes nos arruina / y en fraudes no hay quien le venza, /este Popoca Medina /tiene Popoca verguenza".

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