Un Miró abre la sala contemporánea
La obra 'Peinture' da paso a una serie de piezas contemporáneas en su mayoría de artistas gaditanos Fue donada por Felipe González y Carmen Romero y es la única de él en el Museo
Una pieza de Joan Miró da la bienvenida a la sala de Arte Contemporáneo del Museo de Cádiz, quizás la zona más desconocida del centro.
La obra titulada Peinture, que fue donada al espacio museístico por Felipe González y Carmen Romero, da paso a la modesta colección contemporánea que atesora la pinacoteca, fundamentalmente integrada por obra de artistas gaditanos, y que fueron realizadas durante las últimas décadas del siglo pasado.
Se trata de una pieza muy significativa por lo que representa en sí misma y por el momento crucial en que fue concebida por Miró allá por el año 1950. "Peinture ejemplifica a los pintores españoles que participaron desde París en el desarrollo de las vanguardias durante las primeras décadas del siglo, como Picasso y Dalí", explica el director del Museo de Cádiz, Juan Alonso de la Sierra.
El reconocimiento internacional le permitió permanecer ajeno a la involución que se produjo en España tras la Guerra Civil, "no superada hasta el inicio de los años cincuenta, cuando finaliza el aislamiento diplomático del régimen y surgen los grupos renovadores Da al Set en Barcelona o Al Paso en Madrid", añade Alonso de la Sierra.
Y a esa primera época de confluencia con el arte internacional pertenece esta pintura de Joan Miró, informa, que se compone de trazos anchos de color negro que dibujan un rostro de forma ovalada y en cuyo interior se perciben los ojos, nariz y boca desde manchas de color , círculos y líneas curvas. Una obra procedente del Palacio de la Moncloa y que el artista catalán trabajó como la poesía. Primero surge la palabra y luego el pensamiento, un postulado que abanderó y que puso en práctica en el periodo en que creó Peinture, alternando por aquellos años dos tipos de pintura, una más reflexiva y profunda y otra más gestual e impulsiva, en la que se encuadra esta pieza del Museo.
A modo de curiosidad, y según figura en la página web de Ceres, las pequeñas manchas de color que hay en el soporte pictórico están provocadas por el propio autor, que nunca utilizó una tela recién comprada, de modo que preparaba el fondo limpiando los pinceles sobre la tela y si se trataba de un dibujo, arrugaba la hoja y la mojaba, con lo que el agua que caía creaba formas.
Una pieza, en definitiva, que ejemplifica un cambio de rumbo en las tendencias artísticas, abriendo paso al espectador a un pequeño recorrido de propuestas novedosas y muy de la tierra.
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