Jesús Castro, el niño de Vejer
El director de cine español Daniel Monzón eligió a este vejeriego para que protagonizara su última película que se estrena el 29 de agosto
Tiene 21 años y, hasta hace poco, no sentía especial interés por el cine; el chico, de profundos ojos azules y la osadía propia de la edad, era más de fútbol. Pero Daniel Monzón vio en él al protagonista de su esperado quinto largometraje, El Niño, y la vida de Jesús Castro cambió. Y más que va a cambiar.
"Lo llevo todo con tranquilidad, voy afrontando las cosas tal cual vienen y no pienso en el futuro; esa es mi forma de llevarlo bien. Estoy preparado para lo que venga", asegura en una entrevista con Efe el actor, cuyo rostro inundará muy pronto las ciudades españolas, a causa del estreno de El Niño, el 29 de agosto.
Estudiaba un módulo de electrónica y ayudaba en la chocolatería-churrería que puso su padre hace unos años, cuando las directoras de casting Yolanda Serrano y Eva Leira, que llevaban vistos 3.000 chavales con acento andaluz, descubrieron a Jesús en Vejer de la Frontera, su pueblo.
"Buscábamos a alguien capaz de ponerse el mundo por montera, no solo un tío guapo. Jesús pasó no menos de veinte entrevistas y nos fue convenciendo en todas", ha explicado Leira a Efe.
Pero no pasaron por alto la evidencia de los ojos de tuareg del muchacho. "Y además, es maduro y serio, es un encanto", asegura Leira, a quien Castro llama "mi hada madrina".
Ambos hablan con Efe en Madrid, donde el gaditano ha pasado unas horas concediendo entrevistas.
"La importancia que se le está dando a mi físico es que no la veo, yo soy un chaval normal y corriente. No me di cuenta hasta que empezaron con la promoción de la película y decidieron darle bombo a los ojos; son unos ojos claros y ya está", dice.
Según Luis Tosar, uno de los compañeros de reparto, Castro mira como Steve McQueen, pero con la inocencia que da la inexperiencia.
"Tosar es como mi maestro, me ha ayudado, me ha dado tranquilidad y se lo voy a agradecer siempre", asegura.
Castro, que habla tan despacio como su personaje, afirma que poco más tiene en común con el aprendiz de narcotraficante que ha creado Monzón.
El director de la multipremiada Celda 211 escribió, de nuevo con Jorge Guerricaecheverría, el guion de "El Niño", basándose en noticias reales aparecidas en los periódicos: "Millones de euros al alcance de cualquiera que se atreva a enfrentar el mar, el viento y la ley atravesando apenas dieciséis kilómetros que separan Africa de Europa", explica Monzón en la página web de la película.
Y ahí es donde entra en acción El Niño.
"Jesús Castro no se montaría en una lancha de esas ni de broma, yo eso no lo había hecho nunca. Cuando rodé -reconoce el gaditano- estaba tan metido en el personaje que no me di cuenta, pero cuando después lo he visto, se me han puesto los pelos de punta".
Se refiere a una de las secuencias más espectaculares de la cinta cuando es perseguido en alta mar por un helicóptero de la policía.
El recién nacido actor sabía que, teniendo en el reparto a Tosar, Sergi López, Bárbara Lennie y Eduard Fernández no podía "competir a nivel interpretativo, porque ellos son unos monstruos".
"Pero a mi me gusta hacer un trabajo para destacar y mi opción era ir a por la acción, dar ahí algo más para hablar", señala.
Hoy, su prioridad sigue siendo su familia: sus hermanos pequeños y su madre, de origen gitano, de la que ha heredado el color de ojos. "Si mañana no me va bien con esto, pues volveré a echar una mano a mi padre", señala.
"Mi intención -añade- es prepararme y seguir aprendiendo para poder seguir haciendo este trabajo", que no solo le ha ayudado a madurar y a crecer como persona, sino que "le encanta".
Los planes, que le llevan, de momento, al próximo Festival de San Sebastián, donde se estrena "La isla mínima", de Alberto Rodríguez, donde también tiene un papel destacado, no incluyen un cambio de domicilio.
"Yo voy pasando pantallas, como en un videojuego -confiesa Castro-, pero, de momento, estoy muy bien en Vejer, con sus costas, su gastronomía, su tranquilidad. Va a ser complicado moverme. Allí mi calidad de vida no es comparable con nada".
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