El alto precio de la amistad
Lejos queda aquella sorpresa que supuso en 1998 el estreno en el Teatro Marquina de Madrid de esta comedia versionada por José María Flotats que a su vez la interpretó junto a José María Pou y Carlos Hipólito, y que vieron 71.000 espectadores a lo largo de los dos años que se mantuvo en cartel.
Yasmina Reza era entonces una desconocida para el gran público aunque ya, dos años antes, había conseguido el premio mas importante de teatro de Francia, el Molière, por su obra Conversaciones después del Funeral.
Arte, no obstante, sigue siendo la pieza más conocida de la autora y se ha convertido ya en un clásico del teatro moderno que ininterrumpidamente se viene representando en países de todo el mundo. No hace mucho, sin ir mas lejos, el gran actor argentino Ricardo Darin (El hijo de la novia), presentó en España una versión argentina de la obra en clave de vodevil.
Ahora nos llega esta versión dirigida por Eduardo Recabarren con eficacia y seguridad ayudado por una valiente y agresiva escenografía y una muy acertada iluminación, con tres actores conocidos del gran público gracias, sobre todo, a la televisión.
El excelente texto de Yasmina Reza sigue funcionando como el primer día y la anécdota de esos tres amigos que se alían, se atacan o se engañan, según los intereses de cada momento y cuya amistad de quince años se viene abajo por algo tan baladí como sus distintas apreciaciones sobre el cuadro que uno de ellos ha comprado, no deja de conmover e interesar.
Estudio sobre la amistad, sobre las relaciones humanas, sobre los caracteres, sobre la intolerancia y sobre el comportamiento humano y de paso una mirada crítica a la sociedad de nuestro tiempo y a los "valores" que la conforman.
Iñaki Miramón hace de Sergio, presuntuoso y petulante, Alex O´Dogherty, el conocido actor de la Isla, al que podemos ver habitualmente en el programa de televisión Cámera Café, es el colérico Marcos que no admite ni soporta que el débil y dubitativo Iván, Luis Merlo, en el papel que anteriormente hizo Flotats, no se pliegue a sus opiniones y le de la razón en todo.
Es justamente Luis Merlo, espléndido, quien lleva el mayor peso de la obra. Con su presencia llenó el escenario y así supo verlo el público que le dedicó las mayores ovaciones de la noche.
Gran velada teatral que permitió que los numerosos aficionados portuenses al teatro pudiesen disfrutar de un magnífico espectáculo, de esos que se recuerdan durante mucho tiempo.
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