Palomar trae, por fin, La Viña a Cádiz

El cantaor gaditano presenta en el Gran Teatro Falla su segundo disco con título homenaje a las calles que lo vieron nacer

El cantaor David Palomar, en la gaditana plaza de las Flores. /Lourdes de Vicente
El cantaor David Palomar, en la gaditana plaza de las Flores. /Lourdes de Vicente
Tamara García / Cádiz

25 de marzo 2011 - 05:00

¿Cabe La Viña en el Falla? El cantaor David Palomar así lo cree. Todo el espíritu libre y revolucionario de su cantón independiente supurando libertad por las paredes del coliseo principal de la ciudad. Por fin. Por fin en casa, por fin en Cádiz después de un largo recorrido que comenzó en Sevilla, en la Bienal de Flamenco del pasado otoño y que este año ya ha visitado ciudades como Jerez, la capital hispalense, de nuevo, y Málaga. Hoy, definitivamente, La Viña llega a Cádiz. La Viña: Cantón Independiente, el segundo disco de uno de nuestros cantaores jóvenes más sólidos.

Un trabajo que parte de lo local para imbuirse en lo universal. Que parte de las calles que lo vieron nacer para tomar prestado todo ese aire libertario, y hasta casi canalla, para exportar su flamenco al resto del mundo. Un flamenco libre donde la temporera se marida con ritmos urbanos, donde hay sitio para el rock andaluz, donde los tanguillos se hermanan con la guasa carnavalera, donde el jazz campa a sus anchas. Donde el jondo sabe a las malagueñas de Fosforito el Viejo, a la granaína de Cepero y a la soleá de Ramón Jarana.

Así, La Viña: Cantón Independiente es un trabajo musicalmente abierto, "arriesgado y vanguardista", como ha calificado en alguna ocasión su propio creador. Además, Palomar procura seguir esta misma línea en las letras de las canciones que conforman el disco. Temas escritos por el propio cantaor, y con las colaboraciones especiales del autor Jesús Bienvenido y el escritor y periodista Juan José Téllez. "El flamenco es un arma de comunicación, y eso he pretendido, comunicarme a través de él. Pero para hacerlo hay que renovar los textos, hay que mojarse porque, si no, es una música muerta", tal y como el propio artista argumentaba durante la rueda de prensa de presentación del disco (pero sin concierto) en Cádiz durante el pasado noviembre.

Con esta nueva apuesta, Palomar vuelve a internarse en los generosos derroteros de la fusión que con tanto éxito recorrió en su primera incursión en el mundo de la música con el grupo Levantito cuando apenas había cumplido la mayoría de edad. Terreno conocido, arado, pero que había abandonado para dedicarse al jondo por derecho tal y como demostró en su anterior disco, primero en solitario, Trimilenaria. Un compacto donde Cádiz, de nuevo, ondeaba como bandera de su cante, y con un espectáculo en directo muy original y resolutivo, donde el cantaor mostró sus dotes interpretativas.

El directo de La Viña: cantón independiente tampoco se queda atrás. La garganta de Palomar es apostar a caballo ganador. Sus mimbres estremecedores y rajados nunca dejan indiferentes al aficionado. Y al Falla, sangrando la Viña a borbotones.

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