Una 'Tosca' fiel al guión, pero escasa de música
Ópera de Giacomo Puccini. Libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa. Reparto: Louise Hudson (Tosca); Michal Lehotsky (Cavaradossi); Giulio Boschetti: (Scarpia); Tihormir Androlov (Angelotto); Stefano de Peppo (Sacristán); Nicolai Bachev (Sciarrone); Dimiter Dimitrov (Spoleta). Producción: Ópera 2001. Orquesta Sinfónica de Pleven. Dirección musical: Martin Mázik. Lugar: Gran Teatro Falla. Día: 27 de marzo. Asistencia: Aforo completo.
La compañía Ópera 2001 repuso el pasado domingo 27 la ópera Tosca en el Gran Teatro Falla, aunque bien es cierto que con un reparto de cantantes diferente del montaje de hace cinco años. La Orquesta de Pleven, habitual del Falla, también estuvo fiel a la cita.
Esta producción de Ópera 2001, trata de ajustar el decorado al concepto que el propio Puccini tenía de su obra, con ciertos tintes de verismo, en el sentido de intentar plasmar fielmente los escenarios naturales e incluso los sonidos y la atmósfera donde la acción supuestamente se desarrolla. Puccini se preocupó en esta ópera de singularizar tres edificios notables de la ciudad de Roma: El acto primero se desarrolla en la Iglesia Sant'Andrea della Valle, una iglesia de estilo barroco de finales del XVI y principios del XVII, y que posee una fachada digna de mención. El acto segundo tiene lugar en el Palacio Farnese, un impresionante edificio, exponente del Renacimiento Romano, donde intervino en la dirección de la obra el propio Miguel Angel. Y por último, el tercer acto se desarrolla en la terraza superior del Castillo de Sant'Angelo, un edificio romano del siglo II d.c.
La trama de la obra comienza con un asunto político: en el año 1800, la ciudad de Roma ya no era una república. De nuevo era una monarquía tras la ausencia de Napoleón de Italia. En ese clima, con los realistas en el poder, Puccini nos traslada de alguna manera las persecuciones de que eran objeto los afines a Napoleón. Angelotti, antiguo cónsul de la República Romana, escapa de la cárcel y pide ayuda al pintor Cavaradossi. Ambos serán objeto de persecución por parte de Scarpia, jefe de la Policía de Roma, el cual llega a calificar a Cavaradossi de 'voltariano'. Pero en realidad, este 'affaire político' no es más que una excusa que Puccini utiliza para disparar las pasiones amorosas entre Tosca y Cavaradossi, y el intento de Scarpia de seducir a Tosca. Entre medias, Puccini utiliza la excusa de la Batalla de Marengo, donde Napoleón vence al ejército austríaco en el norte de Italia, para poner en escena un Te Deum, ya que en Roma, por error, creen en un principio que Napoleón ha sido derrotado. El coro y artistas de Ópera 2011 supieron representar con éxito este Te Deum, una de las partes importantes y efectistas de esta ópera. (Como nota curiosa, contarles que la batalla tuvo lugar el 14 de junio de 1800. Exactamente ocho años más tarde, es decir el 14 de junio de 1808, Napoleón sufriría su primera derrota en Europa: en la Bahía de Cádiz, entre Punta Cantera y la playa de la Casería, cuando Rosilly rinde la escuadra francesa al almirante Ruiz de Apodaca).
Sin embargo, la dramatización está presente en todos los actos de Tosca, y lo realmente relevante de esta ópera que acaba en tragedia son las relaciones entre Tosca, Cavaradossi y Scarpia. Para ello, Puccini reserva el papel de Tosca a una soprano lírico-dramática (o spinto), es decir una soprano con mordiente, fuerza, pero no necesitada de una especialísima coloratura. Louise Hudson, soprano australiana, habitual de las producciones de Ópera 2001, y que encarnó el personaje de Tosca, es capaz de adaptar su voz a personajes que van desde la soprano lírica a la dramática, y tuvo una actuación en el Teatro Falla aplaudida por el público. Abordó con corrección el dúo con Cavaradossi mia gelosa correctamente, y tuvo su buen momento también con el visi d'arte. Quizá donde no llegara a convencerme del todo fue en su faceta de actriz, donde no consigue dar credibilidad dramática al papel de Tosca, mujer fogosa y de decisión, pero a la vez con el encanto de una reina.
En el capítulo de los varones, destacar la buena interpretación del barítono Giulio Boschetti, Scarpia en la obra, que estuvo a la altura tanto interpretativamente como en lo canoro. Su condición le aproxima bien al barítono de carácter, necesario para representar Tosca. No puedo decir lo mismo del tenor Michal Lehotsky, dubitativo en ciertos pasajes y con problemas en el paso de registro, aunque estuvo bien en lo dramático.
Por último, la Orquesta de Pleven estuvo cortita en lo que se refiere a la instrumentación. Pocos músicos en una ópera necesitada de una más nutrida representación de maestros y profesores. Y eso se nota bastante.
El público, que llenó el Falla, lo pasó bien y aplaudió al final de la representación, lo cual es importante.
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