
Crónica personal
Pilar Cernuda
La coalición que no es coalición
encuentros en la academia
LOS filósofos griegos trataron de establecer unos elementos fundamentales a partir de los cuales se generasen los demás elementos del universo. Cronológicamente fueron agua, aire, fuego y tierra; así el primero en aparecer, de la 'mente' de Thales de Mileto, fue el agua, que se define como incolora, inodora e insípida. Sin embargo, el agua es dulce, amarga, salada o ácida; tiene color azul en el mar, verde en los ríos, blanco en las nieves, negro en los pozos o es luminosa en las lluvias; tiene sonidos distintos en los manantiales, en las fuentes, en las cascadas o en el oleaje de los mares; en la naturaleza es fría, tibia, templada, caliente, sólida, líquida o vapor; y a veces nos embriaga cuando cerramos los ojos y aspiramos el olor de la mar. Por todo ello, el agua se puede saborear, ver, escuchar, tocar y oler, de forma que es capaz de producir sensaciones muy distintas; es más en una antigua letrilla que se cantaba en los colegios se decía también que era "bendita y fecundante". San Francisco hablaba de la hermana agua y la calificaba de útil y sencilla, valiosa y casta.
Pero esa agua bendita y fecundante o útil y sencilla cumple, al menos, dos funciones fundamentales en la vida humana, pues a la necesidad de beber, para mantener un adecuado nivel de hidratación del cuerpo, hay que unir la necesidad de lavar y lavarse, para mantener un mínimo de higiene corporal; por ello, desde siempre, se ha considerado que el agua es fuente de vida y símbolo de purificación, limpieza, regeneración o fecundidad; aunque el agua cumple otras funciones no menos importantes relacionadas con la recreación de los sentidos, de ahí el que haya sido fuente de inspiración para poetas, pintores, escritores, músicos y otros artistas.
La relación entre el ser humano y el agua ha sido una constante histórica, pues además de ser musa y símbolo, ha desempeñado infinidad de papeles como aliada y enemiga, instrumento de paz y de guerra o manejable e indomable, pero siempre ha sido fascinante, útil y elemento primario para la supervivencia del ser humano. Por ello, el agua posee una especie de 'estatus' simbólico, incluso sagrado, y desempeña un papel primordial en la mayoría de las religiones.
Así, el agua ha influido en el desarrollo cultural de la humanidad y ha incidido en la vida religiosa de los hombres. Por ello, tomando en consideración la problemática que presenta el acceso a la misma y su utilización, debemos asumir los siguientes postulados recogidos en la Carta Europea del Agua: no existe vida sin agua, hay que devolverla al medio sin comprometer usos posteriores, es patrimonio común y es un recurso que exige una cooperación internacional. El cumplimiento de estos requisitos conducirá a crear un mundo mejor.
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