Desorientados

HAY, creo yo, dos clases de turistas: los que se pierden sin mapa y los que necesitamos un mapa para perdernos.

Hace años, en Valladolid, tras buscar sin éxito un edificio, pregunté a un paseante cómo encontrarlo. Me miró detenidamente y me pidió que le repitiera la pregunta. Lo hice, naturalmente. De nuevo, me hizo repetirle la pregunta, lo que hice, algo sorprendido. Me dijo: "Quería escuchar su acento para estar seguro de que no es de aquí, y que no me estaba tomando el pelo. El edificio que busca es este que tiene a su espalda". ¡Y yo, con mi mapa en la mano, naturalmente!

Da alegría ver el muelle de Cádiz repleto de cruceros; y nuestras calles, de turistas. Turistas casi siempre con mapa, pero, en muchos casos, desorientados. Viéndoles así, comprenderán que me identifique con ellos y trate de orientarles. Pero no es siempre fácil. ¿Cómo hacerlo a quien te pregunta por el Oratorio San Felipe Neri, la Catedral, la Torre Tavira o el Teatro Falla? Nuestras calles son maravillosas y no se trata de echar de menos la cuadrícula de los ensanches de otras ciudades; pero el caso es que, a la hora de querer orientar, no colaboran mucho. Por eso se me ocurre: ¿no podríamos poner carteles que indiquen cómo llegar a los principales monumentos de la ciudad? Los turistas nos lo agradecerían. Y para sufragarlos, si hiciera falta, ¿no podría solicitarse la colaboración económica de comerciantes, bancos, etc., aunque tuviera que aparecer algo de publicidad, si no queda más remedio? Si queremos cuidar a los turistas, hagámosles las cosas más fáciles porque no basta con los mapas. Porque, hasta con mapa, ¡muchos somos capaces de perdernos!

Otro tema. Don Manuel Romero Carril ha expuesto unas veinte maquetas sobre diversos edificios de Cádiz. Cientos de personas han disfrutado con la exposición. Ese amor por las cosas de Cádiz y por el trabajo bien hecho, es uno de nuestros grandes capitales. Ojala lo sepamos aprovechar. ¡Gracias, don Manuel, y felicidades!