yo te digo mi verdad
Manuel Muñoz Fossati
Mejor, como en Macondo
El Pinsapar
EL 11 de abril de 1775 nació el neurólogo inglés James Parkinson. En 1817 describió una enfermedad que llamó "parálisis agitante". Hoy le llamamos Enfermedad de Parkinson (EP), en su honor. Y por ello la Organización Mundial de la Salud estableció cada 11 de abril como Día Mundial del Parkinson. O sea, mañana.
Al parecer, la incidencia anual de la EP está en 18 nuevos casos por cada 100.000 habitantes y año pero la calidad y las expectativas de vida aumentan desde hace un cuarto de siglo gracias a la farmacología y la terapéutica. Pero sobre todo a las Asociaciones, las organizaciones de enfermos que no se resignan y luchan por alcanzar un nivel digno en su desarrollo, en una contención del progreso de la enfermedad, en una mayor calidad asistencial y de vida de los pacientes.
Me resulta sorprendente saber que hoy, pero sobre todo mañana, en todo el mundo se está escribiendo de Parkinson, se está trabajando para el control de una enfermedad insidiosa que todos hemos rozado en conocidos, amigos o familiares. En todo el mundo. No puedo olvidar al padre de un buen amigo de mi juventud, que enfermó de Parkinson. No tenía un centro asistencial, pasaba las horas y los días sentado en el sofá de su casa, eso sí, amorosamente atendido por su esposa y sus hijos. Ni terapias para la psicomotricidad, ni la medicación con la que hoy se cuenta, ni cirugía, ni psicólogos ni casi nada. Solo el gran amor de su familia, que lo era todo.
Inevitable este 11 de abril contemplar la lucha contra la EP al trasluz de los recortes, de la reducción del déficit y de las inversiones en dependencia, que van a disminuir en Andalucía gobierne quien gobierne. Porque los progresos realizados en investigaciones sobre la EP y la asistencia a estos enfermos en Centros como el que para toda la bahía de Cádiz existe en San Fernando sólo se pueden mantener e incrementar desde una concienciación progresiva de la sociedad en su conjunto, e inevitablemente desde las instituciones públicas, con mayores inversiones y, sobre todo, una sensibilización continua de lo que hay que hacer para que esta enfermedad sea encauzada debidamente, y frenada en un avance demoledor para los enfermos que la padecen.
En todos los pueblos y ciudades del mundo, gracias a la O.M.S., la EP está en la conciencia de la gente. Desde esta conciencia, aquí en la bahía de Cádiz, debemos hacer lo necesario para construir el Centro de Parkinson ya proyectado en San Fernando, porque es el granito de arena, es nuestra deuda de solidaridad para con estos enfermos silentes que se traban al hablar pero que piensan divinamente, que se caen y se levantan, y mirándonos a los ojos nos piden ayuda.
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