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Alberto Grimaldi
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En román paladino
EN estos días de presentación de grandes proyectos por parte del PP parecería que entramos en una nueva era: la de la conversión de la provincia toda en una plataforma logística. ¿Y eso qué es? Son áreas con centros de distribución, transportes y logística. Hasta ahora solo se insiste en una cosa obvia que lo expresó como nadie el maestro de historiadores D. Antonio Domínguez Ortiz: "La singularidad de Cádiz reside en su posición geográfica". Eso lo es todo y no es nada. Depende. El inolvidable García-Baquero lo escribió y Collado lo resumió: "Llave del Mediterráneo, brazo europeo tendido a África y trampolín de Europa hacia los mercados y productos americanos". Esto era así en el siglo XVIII porque la Corona estableció un monopolio con sede en Cádiz y como rescata Ozanan de los Archivos Nacionales de Francia: "Cádiz es el almacén de Europa y de las Indias españolas…es el mercado común donde se hacen todos los intercambios…". De acuerdo, pero liberalizado el comercio e independientes las colonias, Cádiz decayó. Y seguía en el mismo sitio.
El resurgimiento económico es necesario, pero no a base de voluntarismo. Donde empiezan a funcionar las plataformas logísticas -como Barcelona, Madrid, Valencia, Zaragoza o Álava- hay enormes extensiones de hectáreas, grandes núcleos de empresas, cercanía de masas de consumidores, zonas de producción fabriles y de servicios y numerosas ofertas de intermodalidad de transportes. Así, Zaragoza tiene un espacio de 1.200 has., Barcelona, la más avanzada, cuenta con un directorio de 8.000 empresas y Madrid tiene una Red de Clusters empresariales y agrupaciones tecnológicas.
Es preciso el concurso de los grandes operadores del sector, fuertes presupuestos para las infraestructuras y una voluntad social y política unánime, porque se trata de proyectos a muy largo plazo y con impacto ambiental. El ninguneo a los Puertos de Cádiz y Algeciras y su Zona de Actividades Logísticas, a la Junta de Andalucía, la nula actividad del sector naval -tras los encargos del venezolano Chávez- y la ausencia de distribución en el hinterland (del 5% de Algeciras al 60% de Barcelona) o la dificultad de penetración del ferrocarril desde Algeciras o Cabezuela, y sin Aletas y corredores ferroviarios, no parece que el proyecto arranque con fuerza. Sin nada de esto: una mera maniobra de distracción.
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