La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Tribuna Libre
SANCTI Petri está en nuestra memoria como pueblo almadrabero, con su sabor y geografía. Eso son impresiones. Arquitectos y urbanistas deben razonar porqué espontáneamente nos emocionamos con determinados espacios. Ese trabajo lo ha realizado al arquitecto Aurelio del Pozo, que además de reconocido profesional y profesor de Proyectos de la Escuela de Arquitectura de Sevilla escribió su tesis doctoral sobre "Santi Petri espacio disciplinado". Para confirmar mis intuiciones se la pedí y sobre ella fundamento mi opinión.
La tesis encuentra luces y sombras, las construcciones eran modestas, el trazado de gran calidad, lleno de referencias.
La historia urbana de Sancti Petri nace con las colonizaciones de la Bahía de Cádiz, fue parte de la vía Heraclea en tiempos griegos y romanos, salida por puente de barcas de los núcleos de la Bahía hacia la península antes de construirse Puente Suazo. Esas trazas permanecen aún en el poblado existente, en la calle Vigo y la carretera de acceso al poblado. En el XIX empresarios sicilianos y españoles construyeron chancas de almadraba.
Esto dejó su huella en el proyecto de pueblo almadrabero entre 1926 y reordenación en los 40. Resultó un poblado de cuidadosa construcción de calles y plazas con hermosas perspectivas y tipos de viviendas para la población trabajadora de las almadrabas.
Esas características son las que hacen que Sancti Petri sea un lugar que está en la memoria colectiva de los chiclaneros. Desde un punto de vista más profesional, el poblado fue construido, como demuestra el profesor del Pozo, bajo principios teóricos de construcción de ciudades de Camilo Sitte, fundamentales en la valoración que hoy en día tenemos de los centros históricos.
No hay muchos los ejemplos equivalentes a Sancti Petri en la geografía española durante el siglo XX. Quizás los pueblos de colonización, pero allí resolviendo una situación territorial mucho más comprometida. Su mala suerte en estos últimos años está vinculada a intereses que confluyen por su relevante posición geográfica y el deseo de apropiárselo Defensa, los puertos públicos o la especulación inmobiliaria.
Su desalojo de forma abrupta, víctima de la arbitrariedad en plena Dictadura, lo conduce a cuarenta años de deterioro, impidiendo su transformación natural tras la crisis del Consorcio Almadrabero, con nuevos usos, pero manteniendo calles, plazas y alineaciones, lo que le hacía un pueblo almadrabero único en toda la costa española. El abandono fomentó su ruina.
Sin embargo todavía aún se puede reconducir su evolución de pueblo almadrabero a la nueva realidad social, pero sin perder sus características morfológicas ni ambientales, "su sabor", coloquialmente.
Sancti Petri tiene la estructura de un pueblo almadrabero con suficientes materiales para ser reconstruido; no merece ser demolido, transformado en un bosque, una arboleda, un prado ni una selva banal.
Los responsables del Patrimonio andaluz no deben permanecer ajenos al futuro del poblado, que merece el mismo apoyo que otras edificaciones catalogadas, tratarlo como una pieza urbana de valor patrimonial y paisajístico. La Junta de Andalucía junto con el Ayuntamiento deben fomentar el rescate del pueblo almadrabero, siendo además el argumento patrimonial la mejor defensa ante Costas, cuya legislación hará muy difícil soluciones de nueva planta.
El atractivo turístico de Sancti Petri va unido a su singularidad, lo que lo hace diferente de otros lugares de costa es su diferencia. No se debe convertir en una urbanización más de las muchas que ya han ocupado nuestro litoral. Para ello hay que reconstruirlo adaptándolo a usos recreativos y turísticos que puedan darse en el viejo poblado almadrabero. Pero todo ésto organizando una participación de verdad en la que los usuarios y ciudadanos de Chiclana muestren sus ideas sobre su utilización. El futuro de Sancti Petri no debe construirse sobre la destrucción de su historia.
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