La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
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CUANDO París estornuda, Europa se resfría", dice el manual de los movimientos sociales vigente desde las revoluciones liberales y románticas del XIX. No siempre es así, que para eso existen hoy equipos médicos bien provistos de pañuelos y, si hiciera falta, capas de esas que todo lo tapan. Gracias a su exquisita previsión y a lo bien que controlan los medios españoles capaces de crear opinión, en España apenas nos hemos enterado del espíritu de fondo que anima las grandes manifestaciones que han conmovido a París y a Francia en estas semanas. La cuarta de ellas fue el pasado domingo, con asistencia de cientos de miles de personas, familias al completo y, sobre todo, mareas de jóvenes. Génération Manif pour Tous titulaba a toda página Le Figaro este lunes sobre una gran foto de portada en la que bulle la juventud sobre un fondo tricolor.
Manif pour Tous es el nombre de guerra del amplio movimiento de protesta generado por la ley, promulgada por el socialista Hollande, que redefine el matrimonio y la filiación y permite la entrega de niños parejas del mismo sexo. Como en Francia la sociedad aún debate y se moviliza en nombre de ideas y no de simples consignas de partido, la indignación por lo que esa ley sin consenso social ni político supone ha echado a la calle a cristianos de distintas confesiones, judíos y musulmanes, grupos laicos y hasta colectivos de homosexuales que se oponen a que el Estado se entrometa en la vida de las familias y decida qué es un padre y una madre. Eso ha permitido reunir más de 700.000 firmas y generar una protesta masiva y bien articulada en todo el país contra el decreto y contra el horizonte social hacia el que, en toda Europa, nos conduce una casta política plegada a los dislates de todos los lobbies que hoy se conjuran contra el futuro de las nuevas generaciones.
La derecha francesa, que tiene más talla intelectual que la nuestra aunque Sarkozy sea bajito y Rajoy no salga entero en las fotos, se ha aproximado a los manifestantes prometiendo un referéndum. Aquí, con mayoría absoluta, ni eso. Pero Christiane Boutin, líder profamilia, ha advertido: "Este movimiento no es un tema de partido; es el pueblo de Francia el que se levanta, es la gente que no quiere los valores del 68 y de los liberal-libertarios". Ésa es la batalla. La lucha será larga y difícil pero, al menos, ya ha comenzado.
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