Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
de todo un poco
SE critica que Rajoy no desmienta a Bárcenas, y que ni lo miente. Me parece una crítica populista y posturera, pero poco razonable. Hay muchos otros silencios que censurarle antes. Si el retraso de Gallardón en encarar la ley del aborto se debe, como se dice, a una cuestión de celos o recelos personales del presidente, que ha metido el proyecto en un cajón como castiguito al protagonismo desmedido de su ministro de Justicia, sería escandaloso. Por dejar que un punto de vanidad interfiera con el cumplimiento de su programa político, en un asunto en el que, encima, la excusa de la crisis económica no cuenta. Y, sobre todo, porque si están convencidos de que la ley hay que cambiarla, ¿cómo se justifica que una cuestión personal (o un cálculo político o una pereza constitutiva) nos vaya costando más de 300 muertes diarias?
Sin embargo, el silencio de Rajoy sobre el caso de Bárcenas es lógico por tres razones. Pueden escoger la que quieran o las tres. Mariano Rajoy y Luis Bárcenas han sido amigos o, como poco, compañeros en la cúpula del PP. Rajoy estaría guardando un complejo silencio respetuoso en recuerdo de los viejos tiempos. Si esta razón no les convence, otra: Rajoy es un hombre de Derecho y querrá respetar escrupulosamente la presunción de inocencia. ¿Qué iba a hacer el presidente del Gobierno si no? ¿Ir por televisiones y periódicos condenando por su cuenta y riesgo a alguien que espera juicio? Si todavía no les convence, una última razón para los peor pensados: el silencio rajoyano es su mejor táctica de defensa, la del que prudentemente se agazapa a verlas venir, por dónde y cómo.
Y hasta ahí concedo. Hay quien ve en ese silencio un pacto con Bárcenas. Sería otra opción a tener en cuenta si desde el Gobierno se hubiese puesto a funcionar la maquinaria y la fontanería del Estado para encubrir o proteger al ex tesorero del PP. El silencio de Rajoy no ha silenciado fiscales ni despistado jueces ni presionado a la prensa. Es un silencio que no tiene como fin sacar de ningún apuro a su antiguo compañero. La prueba es que Luis no está nada contento con Mariano.
Por eso mismo, el ex tesorero o su entorno están y van a seguir soltando datos muy comprometidos. Yo, que tantas críticas tengo que hacer y hago al Gobierno, considero que esperar sentados es, en este caso, la gestión más inteligente de la crisis Bárcenas. Nosotros también esperamos sentados. Y a ver.
También te puede interesar
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Envío
Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
Crónica personal
Pilar Cernuda
Felipe VI: su mejor discurso
Lo último