La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
De poco un todo
POCOS días después del asalto de las Femen al cardenal Rouco, varios escritores y profesores tomábamos un apacible café con don Rafael Zornoza, obispo de Cádiz. Alguien comentó la noticia. Para el estupor de la concurrencia, confesé que yo veía el lado muy bueno a las asaltantes. Se apresuraron, en cuanto se recuperaron de la impresión, a cambiar de tema. Trataré de explicarme mejor.
Lo realmente bueno de la propuesta de reforma del PP no es la propuesta en sí. Su texto no asume la defensa de la vida sin componendas. A lo que hay que añadir la exasperante lentitud (muy torpe también desde el punto de vista de estrategia política) de su aprobación y las posturas divergentes dentro del partido, que no ha conocido tanta disensión interna por nada. Se trata de un paso, ya se ve, muy tímido y tembloroso.
Pero ese pequeño paso, no dado aún, ya ha tenido grandes efectos positivos. Aquí estamos, por ejemplo, hablando del aborto al hilo de la actualidad, sin tener que forzar la mano, como antes. Y hablar de él siempre conviene. Los partidarios del aborto argumentan fatal, lo que es lógico teniendo en cuenta la pobreza de sus fundamentos científicos, éticos o humanitarios. Prefieren, por tanto, el tabú, el tópico, el empujón y otras cosas.
O sea, que entran en acción las Femen dando el do de pecho: lanzando bragas ensangrentadas a ancianos. Su grito: "Aborto es sagrado" resulta tremendamente clarificador. Dejando aparte la (suponemos que subconsciente) invocación al sacrificio ritual, se han dado cuenta de que en las discusiones respetuosas sale todo lo que el abortismo lleva dentro. Y es muy poco.
Poco, pero clave. Yolanda Estrada, concejal del PSOE en Boadilla del Monte ha defendido el eugenésico apelando a "la costosísima asistencia sanitaria que van a requerir todos esos niños con malformaciones". Asoman las motivaciones económicas de fondo de tanta defensa solidaria del aborto y, a la vez, ese desprecio total a los discapacitados. En Tarragona, los pro-abortistas han colocado montones de carteles con las fotografías de los concejales del PP y este horror: "La vostra mare hauria d'haver avortat". Da vergüenza traducirlo. Y no hace falta. Tal y como está, ya deja ver cuánta violencia y odio hay.
Entendemos así, de golpe, la profunda verdad del aforismo de Vicente Núñez: "No es suficiente poseer la certeza, sino que nos la escupan a la cara". Si es por la vida, vale.
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