La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
La quinta columna
Al debate sobre el estado de la Nación, con el lógico enfrentamiento dialéctico entre Gobierno y oposición, van a seguir precampañas y campañas electorales, empezando por las europeas en mayo de este año, a las que seguirá un frenético año 2015 con las municipales y autonómicas en primavera y las generales de noviembre.
Demasiada tensión entre los dos partidos mayoritarios como para pedirles altura de miras, políticas de Estado, acuerdos y pactos. Sin embargo la situación por la que está pasando España, crisis económica, cifras de paro superiores a cualquier época anterior, fracaso estrepitoso de los sucesivos sistemas educativos y las crecientes amenazas de ruptura secesionista, obligan al PP y PSOE a establecer unos acuerdos de mínimos.
Si las encuestas sobre la intención de voto para las europeas se cumplen, el varapalo que van a recibir Rajoy y Rubalcaba va a ser de los que dejan huella, y todo en beneficio de los partidos emergentes, algunos de ellos obtendrán posiciones de arbitraje con las que no podían ni soñar. Entonces, si no han sido capaces de hacerlo antes, tendrán que entenderse o caer en brazos de esos otros partidos, incluidos los regionales, con las nefastas consecuencias que ya hemos experimentado en ocasiones anteriores.
La cuestión catalana, a la que seguirá de inmediato la vasca, exige un acuerdo sin fisuras previo a la propuesta de soluciones. Claro que primero es el propio partido socialista el que debe unificar su mensaje y evitar las actuales diferencias entre sus federaciones.
Ya no se trata de la marca España, que también, es que las disputas internas en cuestiones de transcendencia internacional, como el control de fronteras, no benefician a ninguno de los dos partidos y perjudican seriamente la credibilidad y la imagen del país.
Terrorismo, fronteras, independentismos, desempleo, educación, Constitución, son cuestiones tan importantes que, como han hecho los alemanes tras sus elecciones, exigen un entendimiento entre los dos partidos más votados, previsiblemente, de momento, populares y socialistas y, si no son conscientes de ello, dejarán de ser mayoritarios.
No pueden ser tan inconscientes e irresponsables.
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