Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Libre directo
HAY que escarbar mucho en la memoria local para hallar un escándalo institucional del calibre del asunto de la Zona Franca. Quizá lo que se llamó el Informe Barahona: hace 77 años el primer Ayuntamiento republicano adoptó el acuerdo de investigar la gestión en la Alcaldía de Ramón de Carranza durante la dictadura de Primo de Rivera. Se encargó de ello un funcionario llamado Barahona que redactó un informe que reveló anomalías, negligencias y amiguismos. Carranza se rebotó muchísimo y ya todo el período republicano estuvo a la defensiva y justificándose. El triunfo de la sublevación franquista sepultó al Informe Barahona -aparte de sepultar también a muchos inocentes- de manera que hoy es casi una leyenda.
Tuvo que pasar una pila de años para ver algo así: La gestión de Rodríguez de Castro al frente de la Zona Franca de Cádiz alcanzó tan altas cotas de trinconeo que aún hay resaca. Al tal Rodríguez de Castro se lo trajo Teófila de Madrid -siendo ella diputada, era su asesor personal- y lo puso al frente de la Zona Franca. Con aires de grandeza y poca vergüenza dejó la Zona Franca hecha unos zorros; después se largó y dejó un voluminoso pufo.
Una de las empresas que nacieron bajo el ala tenebrosa de Rodríguez fue Quality Food. Para el Ayuntamiento era una empresa modélica y bla, bla, bla...
La inesperada victoria de ZP en 2004 acabó con purazos, comilonas, tarjetas oro y viajes, pero no dio tiempo a barrer toda la basura bajo la alfombra. Quality Food dejaba en la Zona Franca un amenazador boquete (se dice que de 30 millones de euros) y en suspensión de pagos, así que Zona Franca la compró. Pero su propietario opinó que no había pagado lo suficiente y empezó a pleitear. Desde entonces Zona Franca no ha ganado ni un juicio. En el último debe pagar al tortuoso y pertinaz empresario 15 millones de euros. Según consta en el auto, el abogado del Estado, en representación de Zona Franca (y de todos nosotros), no compareció hasta ¡ocho meses! después del plazo legal para presentar recurso. Con lo cual, claro, lo ha perdido. "Un defecto de forma" ha justificado Zona Franca. Sí, un defectillo de nada que nos va a costar 15 millones de euros. A todos.
Y mientras, el abogado del Estado tan contento, Rodríguez de Castro en paradero desconocido, sin juzgar y haciéndose el filántropo en su web, y Teófila y los suyos mirando para otro lado y pensando que todo esto es Memoria Histórica.
Qué tropa.
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