Envío
Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
La corredera
¿TE gustan las adelfas? Casi no nos damos cuenta, de tanto verlas, ni nos fijamos en su hermosura y belleza. La primavera pasó y se agostaron las demás flores del campo, sólo quedan las adelfas en los arroyos, en los regueros, en los tragantes. Los setos corren a través de las carreteras y autopistas dando color y alegría a los caminos, de Chiclana a La Isla, de Cádiz a Sevilla... Sus colores blancos, rojos, amarillos, rosas, inundan el paisaje. Voy por la carretera y pienso que somos como las adelfas. ¿Qué sería este camino sin adelfas? Alguien me dijo que las adelfas crecen tanto y tan frondosas en las carreteras, porque se comen en su fotosíntesis, el anhídrido carbónico que expulsan los motores. Y hasta puede ser verdad. Lo cierto es que es una maravilla, viajar en aras de la fantasía y por un camino de rosas.
La adelfa, según los botánicos especializados en eras geológicas, es una planta del Terciario, que ha permanecido inalterable millones de años. Y así llevamos nosotros la genética de aquellos turdetanos iberos, que poblaban la prehistoria. Resiste el calor, la sequía, los suelos agrestes, y el viento, por eso será tan nuestra que se ha hecho endémica de estos campos, como nosotros, tan endémicos que nos vuelve locos nuestra tierra, nuestro medio ambiente. Necesitamos como ella para vivir la luz y el calor. Pero a cambio, como ella también, somos muy peligrosos, somos planta tóxica, muy tóxica, tenemos heterósidos cardiotónicos, digitálicos, de manera que se pone el corazón disparado con cualquier cosa. Y otro detalle, nos hibridamos con tremenda facilidad, somos un pueblo mezcla de razas, de sangres y de espíritus, como las adelfas que se cruzan y brotan flores mezclas de todas clases, nada de rh exclusivos ni de alergias racistas.
Su nombre nerium oleander, nos viene del dios Nerus, dios del mar y es que pienso, estamos hechos de barro amasado con agua del mar. ¿Cómo si no tenemos esa fantasía de volar en aras de la imaginación y cantar y suspirar y amar y llorar en alas del viento que siempre viene del mar poniente o levante? Aparco el coche para tomar unas notas, miro al campo lleno de rastrojos y de hierbajos. y pensándolo bien, ¿ seguimos siendo adelfas o hemos perdido digitalina, corazón y coraje? ¿ Nos hemos convertido en cardos?
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