Enrique / Montiel

Mi obispo

El pinsapar

27 de agosto 2014 - 01:00

HAGO confesión pública de inquietud y turbación. Por las críticas que recibe el obispo de Cádiz y Ceuta, don Rafael Zornoza, mi obispo. No es que tenga una amistad pero lo he tratado algunas veces y me ha parecido siempre un hombre de gran afabilidad, un hombre bueno con una gran responsabilidad sobre sus hombros. Digo que está sometido a la prudencia, la discreción y la diplomacia. Se le nota. Para algunos es el culmen de lo indeseable, alguien que ha venido desde la orilla más reaccionaria del lago vaticano, enviado aquí por el cardenal Rouco, también espejo de una iglesia rechazada, para imponer un modelo eclesial duro, basado en el Camino Neocatecumenal y demás instituciones católicas tenidas por más que conservadoras. Escribir estas palabras ya son suficiente para que sea condenado yo mismo como integrante de los sectores ultras que arropan y defienden al obispo de Cádiz y Ceuta. Vivimos en una sociedad un poco enloquecida en donde se lleva muy mal la discrepancia y se va al derribo y acoso de quien libremente quiera ejercerla. Digo que es la moneda que hay que pagar por intentar ser libre, opinar libremente desde el respeto, con toda la educación.

Así que veo que don Rafael Zornoza aguanta con estoicismo, mansedumbre y benevolencia los ataques y sigue dirigiendo la iglesia diocesana como mejor Dios le da a entender. No dice nada, no se defiende, no ataca. Veo en ello paciencia y convicciones. Porque es seguro que conoce mejor que nadie los porqué y los quiénes. De dentro y de fuera, mejor a los de dentro, claro está. Que es de dónde han provenido los dicterios y demás munición contra el pastor. Todo es un equilibrio inestable y la Iglesia jerárquica también, qué duda cabe, aunque sepamos que no va a zozobrar porque creemos en la verdad esencia del Evangelio. Quiero decir que mucho más cuando está formada por gentes de gran capacidad y mucho tiempo para sembrar la cizaña y el engaño, si esa es la apuesta. Digo que el tiempo del bien no siempre se destina al bien. Es sabido.

Sí, confieso públicamente mi inquietud y turbación, muy dolorosas por cierto. Porque, ya decía, la impresión que yo tengo del obispo Zornoza es la de un hombre capaz, manso, prudente y bueno, con una gran responsabilidad en estos tiempos muy amargos de la vida de la Iglesia, que es la comunidad de fe que asiste, soporta y sufre tantas injusticias y tanto dolor en este tiempo de crisis que vivimos todos. Y sólo deseo que la verdad resplandezca y la familia católica gaditana sea una familia de respeto y unión.

stats