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Rafael Sánchez Saus
¿Réquiem por Muface?
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POR qué ese silencio mundial mientras los cristianos están siendo inmolados en África y Oriente Medio?". Quien ha hecho esta nada retórica pregunta en el New York Times es Ronald Lauder, presidente del Consejo Mundial Judío. Él mismo ofrece la respuesta: "Los cristianos mueren a causa de su fe porque están indefensos y porque el mundo es indiferente a su sufrimiento". Por otra parte, la Unión Internacional de los Ulemas Musulmanes ha condenado los crímenes perpetrados por las milicias del Estado Islámico "con el pretexto de motivaciones confesionales repugnantes" como delitos que violan la sharía.
Así pues, una vez que musulmanes y judíos se han puesto de acuerdo en que las matanzas de cristianos que se están produciendo desde hace tiempo, pero especialmente en estos últimos meses en Siria, Iraq o Nigeria, son crímenes execrables, tal vez los propios cristianos europeos se atrevan a levantar la voz en defensa de los indefensos y se dispongan a hacer algo por los que padecen una atroz persecución en medio de la mayor indiferencia. Que no se alarmen: nadie les va a embarcar en una cruzada liberadora del Santo Sepulcro, ni les va a pedir que se vistan de saco o se tiznen de ceniza por las cristiandades mártires. Tal vez éstas se conformarían con que se abriera un hueco a su tragedia en las peticiones de las misas en medio del habitual buenismo políticamente correcto que las nutre; tal vez con que de verdad se rezara por sus sufrimientos con corazón contrito y voluntad de reparación; tal vez con que algún párroco los recordara en su homilía de oficio, algún obispo en sus a menudo prescindibles pastorales. Porque no es malo organizar partidillos de fútbol por la paz, pero sería mucho mejor presionar con fuerza a los que tienen los medios para que cese la matanza, acoger a los perseguidos, liberar a los secuestrados y esclavizados, defender a quienes han sufrido la violación de sus derechos humanos más elementales a causa exclusivamente de su fe cristiana.
Y si no queremos hacer esto por ellos, al menos hagámoslo por nosotros mismos que somos los siguientes en la lista. Porque si los cristianos de Occidente, les pese o no a las sociedades y dirigentes paganos que nos rodean, no mandamos una clara señal ahora, estaremos forjando nuestro propio destino a no mucho tardar. La Historia, en esto, ofrece lecciones inolvidables.
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