La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Una noche amenazada también por el confort
La Quinta Columna
ME impresionó y preocupó lo que oí en un programa de radio de ámbito nacional: más de 1.800 españoles están ingresados en cárceles en el extranjero. Cárceles donde se duerme en el suelo, salvo que tenga dinero para pagar una colchoneta, cárceles donde pueden pasar dos o tres años esperando un juicio que nunca llega, mal alimentados, por decir algo, sin asistencia médica, hacinados y sin contacto alguno con familiares o abogados.
"En Fundación +34 luchamos contra la soledad de los 1.802 españoles encarcelados en el extranjero" explicaba su portavoz a las preguntas de la periodista. Su nombre deriva del prefijo telefónico internacional de nuestro país, ese prefijo al que ni siquiera tienen acceso los presos españoles.
Con ser muy grave lo que estaba oyendo, hubo algo que me impresionó de forma especial: un elevado número de estas personas no quieren que sus familias sepan que están en esa situación, son delincuentes ocasionales, en busca de un dinero rápido haciendo de muleros. Muchas personas, dadas por desaparecidas en nuestro país, llevan años en cárceles inmundas y no quieren, por vergüenza, que sus familias conozcan esta situación. "Fundación +34" viaja, en estas próximas Navidades, a Lima donde 370 españoles están encarcelados en situaciones lamentables.
Ni siquiera nuestros representantes consulares pueden hacer mucho por ellos. Apenas alguna visita y escaso apoyo económico. La justicia de algunos de esos países no es que sea lenta, es que es inexistente y las garantías de un juicio justo nulas.
El 83% de los encarcelados lo son por tráfico de drogas, la inmensa mayoría por primera y única vez en sus vidas. Personas jóvenes, algunos casados y con hijos, que caen, engañados, en la posibilidad de obtener un dinero importante, de forma fácil, rápida y sin riesgo.
"Fundación +34" dispone de una página web donde, quien esté sensibilizado por este problema, puede informarse y colaborar, si es su deseo. Confieso que personalmente no había prestado mucha atención a este drama. Ni siquiera podía calcular su dimensión y menos conocer la existencia de personas de buen corazón ocupadas en paliar el terrible aislamiento que sufren.
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