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EL catálogo-memoria "García Gutiérrez, el triunfo del Romanticismo. 1813-2013" no es, ni ha pretendido serlo, un memorándum de aquel bicentenario del que vamos a cumplir dos años. Aunque ve la luz ahora, se concibió y diseñó a principios de 2014, aunque por entonces no fue posible publicarlo en papel. En origen fue una idea de Andrés Peláez, director del Museo Nacional del Teatro, que nos urgió a que recuperáramos las principales investigaciones sobre García Gutiérrez que se leyeron en el curso de verano que le dedicó la Universidad de Cádiz. También nos animó a que no perdiéramos la posibilidad de dejar por escrito la investigación previa que desembocó en la exposición "García Gutiérrez, el triunfo del Romanticismo. 1813-2013", de la que tuve el honor de ser comisario. Así como sugirió que rememorásemos aquella muestra, con sus textos y con las imágenes de las piezas que se expusieron, casi doscientas en total. Todo ello, junto a una cronología fundamental y una bibliografía esencial de la obra de García Gutiérrez, compone este catálogo-memoria publicado ahora por el Ayuntamiento de Chiclana. En el anexo se incluyen, además, las obras de teatro sobre García Gutiérrez que se estrenaron en aquel 2013 dentro del ciclo "Chiclana con su poeta".
Es sobresaliente la participación en este catálogo-memoria que en trescientas páginas vislumbra da una imagen global de todas las caras de García Gutiérrez, algunas muy conocidas, otras no tanto. Gracias al profesor Pedro González Tuero -con su breve ensayo, "De la época de un romántico"- nos adentramos en el contexto histórico en el que convivió García Gutiérrez desde la explosión del Romanticismo en Cádiz hasta en panorama literario, social y político de aquel Madrid que le recibió en 1833. El historiador Joaquín García Contreras nos regala "A propósito del viaje a Madrid", donde da nuevas claves de por qué García Gutiérrez dejó Cádiz, y como poco o nada tuvo que ver con ello el cierre de las universidad por Fernando VII. El profesor Javier Huerta Calvo, director del Instituto del Teatro de Madrid, nos narra con un detalle nunca leído hasta ahora "Cómo fue el estreno de El Trovador" aquel 1 de marzo de 1836 y nos explica, además, que en "El Trovador" nada es casual. Ni el título, ni ese subtítulo de "drama caballeresco en cinco jornadas en prosa y verso", ni esa estructura de la obra que constituye "el paradigma ideal del drama romántico en España".
Pero García Gutiérrez es mucho más que "El Trovador". Nos lo demuestra el catedrático de Literatura Española de la Universidad de Alicante, Enrique Rubio Cremades, en su ponencia sobre "Los otros dramas y comedias". La disección de las obras teatrales de García Gutiérrez -casi setenta y muchas de ellas escritas en verso- entre no originales y originales permite una primera división, ya desde "El Vampiro" (1834). Dentro de las originales, primero recorre las de contenido histórico, tan de moda, y, en segundo lugar, las realistas, "que preconizan y materializan nuevas formas y contenidos teatrales", como las comedias "El caballero de Industria" -la única que sitúa en Chiclana- o "Un grano de arena" (1880), su última obra. Son precisamente estos "Modelos cómicos" los que examina el profesor Alberto Romero Ferrer, profesor titular de Literatura Española de la Universidad de Cádiz, que dirigió con extraordinario acierto aquel curso de verano. "Registros, formas y matices que nos dibujan un García Gutiérrez mucho más complejo y plural", escribe. El dramaturgo también tiene su hueco "En el canon de la poesía romántica", que es el texto que firma el catedrático de Literatura Española de la Universidad de Extremadura, Gregorio Torres Nebrera, fallecido a principios del pasado año. Finalmente, el catedrático de Literatura Española de la Universidad de Sevilla, Alberto González Troyano, nos recuerda que si García Gutiérrez está vivo, fuera y dentro de nuestras fronteras, es gracias a Verdi. Con "Il Trovatore" y "Simon Boccanegra", está en el conjunto de su obra operística a la altura Shakespeare, de Victor Hugo, de Schiller.
Pero si singulares aportaciones al conocimiento de García Gutiérrez son estas investigaciones, no lo son menos las cinco obras de teatro incluidas en el catálogo-memoria. Sin entrar a fondo en sus logros dramáticos, poseen un extraordinario poder divulgativo. Cuatro de ellas son biográficas: fijan la tensión dramática en un García Gutiérrez muy particular. Distinto siempre, riguroso en todos los casos. El que concibió Tomás Gutiérrez e interpretó Paco López ha sido de una gran intensidad y profundidad. El que Pepe Raya resucitó con Manolo Warletta haciendo de él mismo -es decir, de García Gutiérrez- es entrañable y elocuente. Aquel que Miguel Ángel Bolaños erigió e interpretó para Taetro y su itinerante noche romántica es irónico, lúcido y crítico. Aquel otro que Jesús Romero creó para que Gari León lo escenificara en sus últimos días de vida aportó un singular punto de vista sobre el éxito y sus contradicciones. Angelines Domínguez asumió desde Teatrín que debíamos intentar hacer llegar "El trovador" a los colegios e institutos con una versión adaptada y contemporánea. Ese "Trovador fantasma" de Miguel Ángel García Argüez fue un acercamiento inteligente y cotidiano.
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