La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Su propio afán
SE ha roto el romance. Mira que me avisaron que no lo vería durar eternamente, pero ahora que lo veo, que no lo veo, que veo que no lo veo, qué lástima. Enseguida nos acostumbramos a la luz, a la felicidad, al milagro.
Era -no os asustéis- el romance del miope con la presbicia. Me lo describió, con esas palabras tan dulces y románticas, mi oculista: durante unos años la miopía corrige la vista cansada, de modo que puede uno permitirse no usar gafas de cerca y leer de maravilla. La semana pasada, sin embargo, me certificaron que todo había acabado definitivamente y que ya necesitaba también gafas de cerca. Si a eso sumamos las de siempre y las de sol, por el calentamiento global y los agujeros en la capa de ozono, voy por la vida que parezco un vendedor ambulante, con mi bandeja de gafas.
Ahora, cuando leo en la playa y levanto la vista, me rodea una niebla aún más espesa. De eso no me quejo: aumenta el encanto. Yo, sin faltar a la realidad, que es fantástica, tengo en la más alta estima lo que la imaginación añade, y entre los vapores de mi miopía, aumentados por las gafas de cerca, qué hermosas todas, y el mundo en general. Lo que me recuerda de inmediato unos versos de El diablo mundo de Espronceda que deberían aprenderse de memoria en todos los cursillos pre-matrimoniales: "A sus maridos estudiar por partes/ ¡cuántas extravió mujeres bellas!/ No pensó más moléculas Descartes,/ ni en más rayos se parten las estrellas,/ que en partes, ¡ay!, una mujer destriza/ a su esposo infeliz y lo analiza.// Y a par que en él aplica el analítico,/ al ajeno varón le echa el sintético,/ y al más fuerte marido encuentra estítico,/ y al más débil galán encuentra atlético./ Juzga al primero un corazón raquítico,/ halla en el otro un corazón poético./ La palabra de aquél ruda y narcótica/ y la del otro tímida y erótica". La suerte es que mi miopía aumentada no me da para reconocer a mi mujer, que se acerca, y le echo a ella también un sintético de los buenos, y me quedo tan contento y agradecido. Yo recomiendo vivamente a todos los casados que dejen el analítico para los laboratorios.
En cambio, en política tendríamos que estudiar por partes a todos los partidos, sin partidismos. Destrizarlos, como diría Espronceda. Aplicamos el analítico más a los del PP y, sin embargo, con la izquierda nos conformamos con un sintético muy por encima. En el caso de Ciudadanos, salta a la vista.
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