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DE la entrevista a la alcaldesa de Jerez en El Mundo lo que menos me ha impresionado es el titular. Reconoce que no se sabe ni una poesía de Pemán, aunque sí las de Alberti. Esa manía de pensar aún en términos de las dos Españas es consabida. Y, además, eso que ella se piensa que es una razón, es apenas una explicación lógica. No ha leído a Pemán, ergo se explica que votase a favor de quitar su busto del Teatro Villamarta.
Debería ser al revés, por supuesto. Sólo tras haber leído y comprendido a un escritor puede uno decidir si le quita un busto o se lo pone. Lo advertía Chesterton: se prescinde de algo porque no se sabe para qué sirve, y se lía gorda. Únicamente cuando se conoce bien lo que hace y lo que vale algo se puede empezar a ponderar si es prescindible o no. La impresión que dan estos nuevos políticos es que llegan como la reina de Alicia en el País de las Maravillas, decretando que le corten la cabeza a cuanto se les cruza.
Nos sorprende un paso más que la alcaldesa confiese que ha regalado las sandalias de sus meñiques a su cuñada. Dios mío, ¿qué le habrá hecho su cuñada? ¿Será lectora de Pemán? Ella lo cuenta para ponderar lo cómodas que son las sandalias. Ya, ya. Pero no se las ha regalado a su hermana o se las ha quedado ella, qué va.
Camuflada entre estas anécdotas, está la verdadera sorpresa de la entrevista. Cuando salió diputada por Cádiz la nombraron diputada de Defensa, asunto del que -según nos detalla- no tenía la más remota idea. Uno tiembla ante la seriedad y la profesionalidad de nuestros representantes. Mamen Sánchez precisa: "Las primeras comisiones fueron chino para mí".
Y lo más grave todavía no es eso, sino que presume de que ese verano se puso a estudiar y que, cuando llegó en septiembre, cogió la palabra y "dejó a la gente impresionada". Una de dos, o Mamen Sánchez es superdotada o está superdotada… de autoestima. En un tema tan complejo como la Defensa, uno de los pilares de la soberanía nacional, que implica cuestiones de geopolítica, de contraterrorismo internacional, de salvaguarda de la integridad nacional, de seguridad interna, etc., que Sánchez fuese capaz de pasar del chino a la condición de experta en dos meses es, realmente, para impresionar. O porque lo hizo o porque se lo creyó. Démosle el beneficio de la duda, y pidámosle que siga así, que nos deslumbre también gestionando el ayuntamiento. ¡Impresiónanos, Mamen, anda!
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