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POCAS cosas tan apasionantes como una decepción (vista desde fuera). El caso de Ciudadanos de Andalucía es digno de análisis. La primera decepción a sus votantes la dio tras las elecciones con la querencia de Juan Marín por Susana Díaz. Desde el partido tuvieron que recetarle tranquilidad. Al final, logró lo que ansiaba, y apoyó al PSOE. Sus votantes, que no habían votado al PSOE, quedaron un tanto desconcertados. Los pactos post-electorales no entienden de principios de no contradicción. Sin embargo, C's lo vendió como una apuesta por la gobernabilidad de Andalucía y por las reformas sensatas, principalmente la lucha contra la corrupción y contra la presión fiscal.
Susana no tenía que vender nada, porque el pacto, visto desde su lado, era redondo y se vendía solo. La resituaba, tras una campaña discutible, como referente centrado del PSOE frente a un Pedro Sánchez muy afín a Podemos. La patata caliente, pues, estaba en las manos de Juan Marín.
Desde entonces, no ha hecho más que calentarse más (la patata). La lucha contra la corrupción está siendo tan tibia que parece colaboracionismo, no en la corrupción, claro que no, pero sí en las maniobras de despiste y dilación. El votante andaluz de C's que había comprado (a la fuerza) el discurso del mal menor como razón del pacto de gobierno entraba en la tercera fase de su decepción. Por suerte, le quedaba el bolsillo. Si al menos Juan Marín consiguiese la prometida bajada de impuestos…
Pero desde el gobierno andaluz han declarado que no hay margen para bajar los impuestos. Ahora hay que esperar (sentados) el monumental enfado de Juan Marín.
Tantas decepciones son apasionantes como materia de análisis. ¿Por qué? ¿Qué gana C's, un partido al que imaginamos concentrado en la política nacional y en el ascenso de Albert Rivera? Algo tienen que ganar. Que Susana Díaz ejerce un magnetismo insuperable sobre Marín es difícil de comprender pero fácil de comprobar; que Juan Marín, a su vez, lo ejerza sobre Inés Arrimadas, sobre Luis Garicano, sobre Albert Rivera y sobre Juan Carlos Girauta no es verosímil. Tiene que existir una razón. Yo apostaría a que Juan Marín en Andalucía es el sostén de la independencia de C's ante el PP, el garante de su capacidad de pactar también con la izquierda. Es un precio bien alto el que paga C's en prestigio, desde luego, y en votantes andaluces, pero es el precio de mercado de la equidistancia.
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