Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
Temores estivales
HE llegado a la terrible y sorprendente conclusión de que mi perro entiende la televisión, o sabe lo que dice la radio, o a lo mejor es que lee a escondidas mi periódico. No crean que esto es tranquilizador, pues me hace mirar con ojos un poco más inquietos los paseos de Aquiles por la casa y esas miradas furtivas que a veces me lanza al pasar por mi lado, desde hace pocos meses para acá. Todo coincide, hasta la forma en que ha cambiado su comportamiento, que ya me parecía anormal antes para ser un perro. Para que me entiendan, desde que empezó el verano, ya no se acurruca en el sofá durante horas, aprovechándose de la relajada educación que se le da a los seres que queremos; ni espera expectante el permiso para subirse a la cama y acurrucarse a nuestros pies, costumbre esta también fruto de la misma mala práctica desaconsejada por los expertos canino: no dar tanta confianza a quienes deben ser, aunque cánidos, los últimos monos de la casa. Tampoco busca el pleno sol del patio ni los fugaces rayos que a mediodía entran por la ventana para tumbarse a su calor. Al contrario, ahora se estira cuan largo es en el rincón más sombrío y fresco del salón y pasa allí las horas de más sofoco. Luego sí, luego con la fresquita vuelve a convertirse en el manojo de nervios que le permiten su corta de edad y la poca conciencia educadora de sus dueños.
Y digo que mi perro entiende la televisión y la radio. Si no ¿cómo ha puesto en marcha todas estas sanas costumbres estivales? Si a muchos humanos se las tienen que recordar el Gobierno, la Junta y el Ayuntamiento. Mi perro debe haber oído y -lo más inquietante- entendido esos mensajes. La otra conclusión sería aún más terrible: que el hombre -y en este caso también la mujer- ya no sabe deducir por sí solo lo que un animal sabe de nacimiento.
También te puede interesar
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Ramón Castro Thomas
Por montera
Mariló Montero
Los tickets
El balcón
Ignacio Martínez
Negar el tributo y lucir el gasto
La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La pesadilla andaluza
Lo último