El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
¡Boom!
Su propio afán
EL fichaje estrella (cuatro estrellas en la bocamanga) de Podemos ha levantado una polvareda. Se trata del general Julio Rodríguez, que fue Jefe del Estado Mayor de Defensa, nada menos, con Rodríguez Zapatero. Se oyen muchas críticas y comentarios de sorpresa, pero pocos análisis de la jugada política de Pablo Iglesias. Que arriesga.
En primer lugar, ante su propio electorado. Sería como si el PP fichase a un sindicalista destacado. No tiene nada de malo, pero puede que a bastantes votantes fieles les rechine. Pensemos en los pacifistas de Podemos. O en los contrarios a la Base de Rota, por no irnos lejos. O en los más anarquizantes, partidarios de una sociedad sin clases: al fin y al cabo, no sólo es militar, sino general.
Después, está la imagen del partido. A Podemos le conviene quitarse de encima el halo bolivariano, como intenta, y hacerse los suecos. Pero una alianza estrecha entre un partido revolucionario y los militares trae al subconsciente los fantasmas de los espadones venezolanos. Pablo Iglesias, encima, ha dicho que lo hará ministro de Defensa si gana las elecciones, lo que supondría dar un paso atrás en la sana costumbre democrática de que sea un civil el que dirija las Fuerzas Armadas.
Finalmente está la posibilidad de que Julio Rodríguez termine dando un sonoro portazo al estilo del de Baltasar Garzón cuando el PSOE lo instrumentalizó. No conozco el pensamiento del antiguo JEMAD, pero me extrañaría que un militar trague con todo lo que trae Podemos bajo el brazo, desde el republicanismo al derecho a decidir de las regiones, pasando por los insultos al himno nacional, los desdenes a la bandera o los acuerdos con Bildu.
Pablo Iglesias arriesga lo suyo. ¿Y qué gana? Pretende, supongo, transmitir una imagen de seriedad, competencia, equipo y estabilidad. Si esa es la idea, tal vez tendría que haber hecho otros fichajes estrella que hiciesen constelación con el del general. Al presentarlo a él solo exacerba los peligros inherentes a la jugada y reduce los beneficios. Algo, sin embargo, queda claro: Podemos está dispuesto a dar también la batalla por el centro -desde el flanco izquierda-, oponiendo un general a la comandante Zaida Cantera, que fichó el PSOE. Lo peligroso para Iglesias es que las batallas dadas muy lejos de las propias bases, como podrá explicarle muy bien el general Rodríguez, suelen perderse por falta de lógica, digo, de logística.
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