El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
¡Boom!
Su propio afán
QUIENES analizan las sombrías perspectivas electorales del PSOE nos señalan su circunstancia de circundado: por su derecha (por el centro izquierda), Ciudadanos y por su izquierda (extrema), Podemos e IU. A ese análisis, que no se equivoca, le falta, en cambio, la clave, sin la que no se entiende nada del todo. Y esa clave está en el corrimiento de tierras que ha hecho el PP hacia la socialdemocracia, achicando muchísimo los espacios del centro izquierda para allá. Ese territorio tiene ahora una superpoblación que ni la India.
Este párrafo que sigue es tan pedagógico que muchos de ustedes se lo pueden saltar por obvio. Pero algunos, engañados por la relatividad espacial, aún creen que el PP es "de derechas" sólo porque está menos a la izquierda que los otros tres. Pero el PP ha subido los impuestos, no tocó una coma de la ley de la memoria histórica, ni la del aborto de Aído, ni cuestiona las autonomías, ni ha hecho una reforma de la educación sin complejos ni desafía lo políticamente correcto ni discute la ideología de género. Ha llegado a expulsar de las listas a los diputados que protestaron tímidamente del incumplimiento de su propia promesa electoral de reformar el aborto y ha dejado tan pimpante en su puesto a Celia Candy Villalobos que nos aclaró que "lo que no cabe en mi partido es personas que dicen 'no' al aborto".
Durante mucho tiempo hemos explicado estas tácticas del PP con la teoría del "efecto chupona". Decíamos: está tan seguro de que ningún partido a su derecha tendrá jamás opciones, que se permite salir a conquistar el centro y más allá. Arrastrará el voto conservador que deja a sus espaldas con su vacío. Conoce de sobra la querencia de la derecha sociológica a amarrar un voto útil (o miedoso).
Y así había venido siendo. Ya no. Hoy, en la derecha no hay nada más que unos pocos recalcitrantes, electoralmente desdeñables. El abandono de la educación, de la cultura, de los medios de comunicación y del pensamiento ha generado una sociedad donde han arraigado transversalmente los discursos de la izquierda posmoderna en todos los partidos. El efecto chupona lo chupó casi todo y ahora sólo queda una progresía que se ha autorrealizado. Si no votas como piensas acabas pensando como votas. En términos electorales, el que se va encontrando sin discurso es el PSOE, acuciado por C's y Podemos, pero quien le robó la cartera fue el PP, que lo sacó del campo.
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