Enrique / García / Máiquez /

La pereza como motor

Su propio afán

14 de enero 2016 - 01:00

POR mucho que nuestra atención esté centrada en el laberinto de la política nacional, uno, gaditano a machamartillo, se pregunta: "Y Kichi, ¿qué piensa?" Su postura será la de su señora o compañera: "lo que diga mi mujer" que, para colmo, es la líder del partido en Andalucía. Teresa Rodríguez está por volver a las urnas. Pertenece a Izquierda Anticapitalista, la corriente -Podemos tiene más corrientes que una casa grande en invierno- que apuesta por no pactar con la izquierda capitalista, que es el PSOE. En unas nuevas elecciones calculan que succionarían los votos de Izquierda Unida y que pasarían al rival socialista. Pero ¿resistirá Pablo Iglesias -otra corriente- la tentación de tocar moqueta con un Pedro Sánchez deseando hacer de alfombra?

Andrés Fernández de Andrada, en su Epístola Moral, le decía a Fabio que el hombre en la Corte, para adivinar si el ministro le será favorable o no, se convierte en un angustiado "augur del semblante del privado". Con la democracia parlamentaria, nos hemos vuelto augures de los semblantes de un montón de políticos. ¿Qué va a decidir Pedro? ¿Y Pablo? Rivera, ¿se mueve en la sombra? ¿Por dónde respira, si respira, Rajoy?

En este inmenso zoco de profecías que se ha convertido la política española, los movimientos de Podemos tienen un singular interés, y se analizan minuciosamente las ventajas y los inconvenientes que Íñigo Errejón tiene que andar sopesando a favor del pacto o de las elecciones. El poder atrae mucho, pero a favor de las elecciones son más las razones: la oportunidad de pasar al PSOE, la necesidad de seguir anexionándose el voto independentista, la conveniencia de no bajarse de un utópico discurso de máximos...

Y hay otro factor. La pereza o la incapacidad para la gestión. Un buen político es un espécimen muy raro (por eso hay tan pocos). Un animal mitológico, como el centauro o la sirena, porque tiene que ser dos cosas contradictorias a la vez: alguien capaz de ilusionar (para ganar elecciones) y alguien capaz de decepcionar (para gobernar con rigor). En Podemos, hasta ahora, han demostrado que hacen mejor lo primero y que en eso se encuentran en su salsa. Con elecciones, es posible que suban y suban. Otra cosa es cuando tengan que ponerse a trabajar. Pero mientras haya elecciones y vuelta a las elecciones, lo de trabajar será secundario, y eso siempre tiene partidarios. Creo que Kichi está por las elecciones.

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