El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
¡Boom!
Su propio afán
NO es que sepan o no negociar, es que a estas alturas dudamos hasta de si nuestros políticos saben sumar. Rajoy parece convencido de que ya le saldrán los números, como si los diputados fuesen puerros en un sembrado. Podemos considera que sus 69 diputados (en los que suman peras jacobinas con manzanas nacionalistas) valen más que los 90 del PSOE, habida cuenta de los ministerios mollares que se piden, por mí primero y por todos mis compañeros. Ciudadanos sí suma, pero quisiera multiplicarse y no le sale.
Donde más se lían con los números es en el PSOE. Están montando un numerito. A Pedro Sánchez su comité federal le prohíbe pactar con Rajoy o con cualquier interino del PP, que ahí sí saldrían las cuentas: las de la gobernabilidad y las de la supervivencia de Sánchez como líder, tras una pasada por el ministerio de Exteriores para coger mundo, como si hiciese un máster. Que no le dejen pactar con el PP es como si yo prohíbo terminantemente a mis hijos el brócoli. Parecería más un premio que un castigo, aunque sería castigo, porque el brócoli es muy bueno y hay que comer de todo… Pero me distraigo, digo que Pedro Sánchez está feliz con esa prohibición, y no sabe que es para su mal.
Está empeñado en poder con Podemos, pero con Podemos no puede. Ni en los programas ni en las políticas, aunque eso me lo pueden discutir. En los números, desde luego, no. Faltaría el apoyo de Ciudadanos, que sería sumar naranjas con ciruelas, y Ciudadanos sabe que esa macedonia le haría zumo y papilla. Entonces Sánchez tendría que contar con algún independentista (más sumandos no quedan) y restarse la abstención de otros. Y a eso el comité federal del PSOE la ha dicho que no, jamás. Las líneas rojas -si se respetasen- hacen imposible cualquier acuerdo. Son números rojos.
Ahora bien, Pedro Sánchez ha cogido esas líneas rojas para saltar a la comba. Su propuesta de que cualquier pacto lo apruebe la militancia pretende puentear al comité federal, pero introduce otro factor más, de difícil manejo. ¡No se aclaraba con las sumas simples, a ver cómo saca ahora esas cuentas enésimas! Y no arregla su problema de fondo, que sigue siendo de aritmética elemental: sólo con Podemos no puede ni antes ni, tan siquiera, después del pacto. Porque imaginemos que logra, para investirse, sumar peras, papayas, manzanas y mangos, pero a ver cómo gobierna. Una suma mal hecha no hay forma de cuadrarla después.
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