Enrique / García-Máiquez

'L'État c'est moi'

Su propio afán

22 de febrero 2016 - 01:00

ME han afeado algunos mi tendencia a ver al menos buenos sentimientos y buenas intenciones en todos los actos y declaraciones del alcalde de Cádiz. Si repaso mis opiniones, tengo que conceder a mis críticos la razón. Aunque yo apostaría a que no responde a ninguna afinidad ideológica ni a una especial admiración por su gestión. Es, simplemente, que son tan evidentes que es difícil encontrarles una motivación oculta, ningún maquiavelismo fino ni, por tanto, maldad operativa alguna.

Ya hemos hablado de su carrera universitaria y del espectáculo de sus plenos; y no le hemos visto ni aviesas ni segundas intenciones o, si las había, no le lucían, que para el caso es lo mismo. Igual ocurre con esto último suyo de declarar, grandilocuente: "Atacar al alcalde es atacar a los gaditanos". La frase, que exige un redoble de tambores, es tan pretenciosa que se pone sola en evidencia. Entonces, como ha deducido Pedro Ingelmo, "si un gaditano critica a su alcalde se está atacando a sí mismo, el muy ignorante", ¿no?

Es raro que todo un licenciado en Historia como Kichi no advierta enseguida el paralelismo con el Rey Sol, cuyos reflejos hemos visto todos. De "El Estado soy yo" al "Yo soy los gaditanos" no hay ninguna diferencia, más allá de la época y la parafernalia. Del Rey Sol al alcalde que es un sol, digamos. Y lo del paralelismo es lo de menos. El alcalde tiene que recordar de sus estudios cómo acabó la monarquía que se identificaba con la nación y el Estado, y como eso ha sido un tic que han repetido todos los absolutismos posteriores, de derechas y de izquierdas. La virtud de la democracia es, precisamente, desactivar los mecanismos identitarios, que terminan fatal. El sistema de partidos y la opinión pública libre permiten que la crítica forme parte cotidiana de la gestión política y, por tanto, contribuya a su mejoramiento sin espasmos revolucionarios. Quizá deslumbrados por los resplandores del Rey Sol se nos ha pasado la segunda identificación que hace Kichi. Tras autonombrarse epítome de todos los gaditanos, asimila la crítica al ataque, lo que demuestra muy poca tolerancia a la discrepancia y cierto subconsciente militarista, que inquieta.

No será el caso de este artículo: jamás será un ataque. ¿Cómo ser implacable con el alcalde si nos hace ya la crítica con sus propias palabras? Es imposible no tener una enorme simpatía por quien nos facilita tanto el trabajo.

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