Enrique / García-Máiquez

No suma: resta

Su propio afán

26 de febrero 2016 - 01:00

PARECE mentira que siendo el PP el que más claro tenía las nuevas elecciones (según contundente confesión de Mariano Rajoy a Cameron), sea también el que más parado haya estado a la hora de prepararse. A los firmantes del pacto no les ha crecido la hierba bajo los pies. No les dará la suma, pero les da la resta.

Porque el PSOE y Ciudadanos han hecho postureo y han posado, como dicen sus críticos, pero han posado proponiendo, mientras los otros dos, por activa y por pasiva, se han pasado proponiéndose. El pecado original de Pablo Iglesias es su postulación, antes de nada, como vicepresidente y jefe del CNI, del BOE y del CIS. Quedó retratado por activa. Por pasiva, Rajoy, no ha estado dispuesto a moverse si no es para dar pasos suyos hacia su presidencia de él. La suma no les dará a Sánchez y a Rivera, pero la resta, vaya si ha restado… a los otros.

Y todavía más: divide. La realidad es que el PP ganó las elecciones y que tiene siete millones largos de votos que no se los salta un pacto. Por eso, el auténtico maquiavelismo de C's y PSOE son las trampas que ponen al PP en su línea de flotación, que son sus votantes.

Como el votante conservador tiene un miedo atroz a Podemos -un miedo inducido tácticamente por el propio PP y su cabeza pensante, Arriola-, el electorado del PP se partirá por la mitad entre dos poderosas pulsiones. Si apoya al PSOE para alentar el arrinconamiento de Podemos, la mitad (más o menos) de los suyos no se lo perdonará, y menos tras la campaña de insultos de Pedro Sánchez. Pero si no lo apoya, y favorece a Podemos, ya sea con un viraje a la izquierda del PSOE para gobernar o con unas nuevas elecciones, la otra mitad de sus votantes jurará en arameo.

Y ésa es la división más evidente. La otra es más taimada. El pacto, en líneas generales, recoge el testigo de la sensatez económica preconizada por el PP. Un gran suspiro de alivio ha escapado en parte de su electorado. Pero, como quien no quiere la cosa, también postula varias medidas inaceptables para el votante conservador, tales como la maternidad subrogada, la vuelta al aborto Aído, con menores incluidas, o la revisión de los Acuerdos con la Santa Sede. Plantearse estas cuestiones, dentro del PP, es abrir la caja de los truenos, porque es un partido con varias almas.

Hablamos mucho de la suma, pero se nos olvidan las otras reglas aritméticas. Y restar y dividir son las operaciones en marcha.

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