La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
Su propio afán
NO daba crédito cuando leí en las redes sociales que Pedro Sánchez rogaba a Tsipras que intercediese ante Pablo Iglesias para que le dejase gobernar. Pensé que era un bulo, lo que los modernos llaman un fake. Pensé que era un chiste, lo que los modernos llaman un gag. Fui corriendo a los periódicos, que es donde testamos la veracidad de los rumores, y allí estaba, sí. Incluso el interesado lo ha escrito en su Twitter, tan pancho: "Le he pedido a Tsipras que le pida a Iglesias que no le haga el juego a la derecha y apoye un gobierno de cambio". Le he pedido que le pida. Pedir más no se puede, ciertamente.
Me hubiese venido corriendo aquí a comentarlo ayer, pero había pasado por el trance de leerme entera la carta de Pablo Iglesias, y al sufrimiento hay que darle un sentido, y escribí de Iglesias. Así que vamos hoy con Pedro Sánchez y la cuestión petitoria, aunque ya esté un tanto desplumada por otros columnistas más raudos.
Mira que lo había hecho bien Sánchez hasta ahora. Se había zafado del corral de su Comité Federal, había aprovechado los resquicios que le dio la pasividad de Rajoy y había trenzado un pacto sensato y aplaudido con Albert Rivera. Nos tenía sorprendidos y admirados. Pero cuando las sumas no dan (que es algo que ya sabíamos todos, menos él), ha empezado a correr como un pollo sin cabeza. Reunirse con Puigdemont tiene que desequilibrar a cualquiera. Y ha cometido la pifia de pedir ayuda a Tsipras.
Pifia, porque demuestra que los puentes con Iglesias están rotos y, todavía más, que no tiene ni idea de lo que es Podemos ni de lo que fue Syriza y ya no es, pues Tsipras anda completamente desprestigiado ante el populismo mundial por su cesión ante la Troika y es justamente eso lo que temen en Podemos que les pase si pactan con el PSOE. No se puede buscar un intercesor peor. Y luego está la imagen: no es un espectáculo edificante ir a llorarle a otro, en plan Calimero, aquel pollo a medio salir del cascarón, porque a ti nadie te quiere. Esto es algo básico que se tiene que traer aprendido del patio del colegio.
¿Se lo habrá aconsejado alguien o le ha salido solo? Si Albert Rivera tenía algunas inquietudes por tantos intentos de acercamiento de Sánchez a los populistas y a los nacionalistas, se le habrán quitado de golpe con esta torpe petición contraproducente a Tsipras. Mi única duda es lo que pensó el griego, aunque parece que Pasok, que pasó, digo
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