Gafas de cerca
Tacho Rufino
Un juego de suma fea
Su propio afán
SIGO con el mismo morbo que todos ustedes la carnicería en el PSOE; pero insisto en que el lío de verdad dará la cara el día después. Cuando descabalguen a Pedro Sánchez, a ver quién y cómo conduce a un partido político cuyos problemas no son este liderazgo o aquél, sino la falta de proyecto unitario entre ellos y común para España, la obsolescencia programática, la tremenda transversalidad de su ideología y la necesidad de entendimiento con un Partido Popular que han caricaturizado y demonizado entre sus bases y sus votantes. Pedro Sánchez ha condensado sobre él todos esos problemas con su tesón característico, pero es un trampantojo y, cuando caiga, los problemas seguirán allí, como el dinosaurio de Monterroso.
Lo veremos; pero lo que ya vemos es que a Ciudadanos le crecen los enanos. Tras el varapalo de las elecciones gallegas y vascas, la crisis del PSOE le hace polvo. Los naranja lo tienen negro o, por decirlo con el nombre de la serie, "Orange Is the New Black". Los acercamientos de Pedro Sánchez a Podemos y a los nacionalistas ponían a huevo que Albert Rivera ganase votos entre los votantes más moderados del PSOE. Los barones, liderados por Felipe González, postulan, aunque sea con la boca chica (González de boca chica, nada, ni literal ni metafóricamente, porque él ha abogado por la abstención que deje gobernar a Rajoy), a nadie se le escapa, digo, que los contrarios a Pedro Sánchez defenderán posturas más centradas, más pactistas y mucho menos comprensivas con el populismo y con los soberanismos que las que sostiene el todavía (¿todavía?) secretario general. Ese corrimiento de tierras, regalará mucho espacio a Podemos, que recogerá votos de los partidarios de Sánchez, y asfixiará a Ciudadanos, que se estrujará entre la espada de los institucionales del PSOE y la pared sin rendijas del PP.
Ciudadanos estaba llamado a ser el partido progresista sensato, con sentido de Estado y sin los peajes históricos del socialismo español, pero tiene la negra. El PSOE, que estaba predestinado a partirse entre sus dos almas, una a su izquierda (Podemos) y otra a su derecha (Ciudadanos), va a escoger, contra todo pronóstico, la más moderada. El PSOE tendrá que hacer una penosa travesía del desierto porque una masa de votantes se le irá a Podemos; pero, para su interés a medio plazo y para el de España, escoge bien. A Ciudadanos, en cambio, le complica la vida bastante.
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